Una pequeña lápida de piedra con una cruz y un querubín, con otras diversas alegorías bélicas y funerarias erigida a doña María de Cepero, muerta en 1557 por un disparo de arcabuz, se considera el primer monumento funerario de Cuba.
Doña María de Cepero y Nieto, pertenecía a una de las familias principales de La Habana, señorita importante de la villa de La Habana, hija de don Francisco Cepero, uno de los primeros conquistadores de Cuba, y de doña Isabel Nieto.
La Parroquial Mayor, primera iglesia construida en la Villa San Cristóbal, estaba situada , al cruzar la calle de donde vivía tan distinguida familia, en la esquina de Obispo y Oficios, en la casa donde hoy se encuentra un restaurante.
La primitiva iglesia de La Habana era un mísero bohío sus paredes eran de tierra y los arcos y columnas de piedra, ubicada aproximadamente, en el terreno del antiguo Palacio de los Capitanes Generales. En ella se rindió culto a San Cristóbal, patrón de la ciudad.
Doña María fue herida mortalmente de un casual disparo de arcabuz, mientras rezaba en la Parroquial Mayor asistiendo a una fiesta religiosa que ella había organizado y allí en el mismo lugar donde, según la tradición, cayó mortalmente herida, en 1557 se le erigió un sencillo monumento. Pero este monumento tiene el valor extraordinario de ser el más antiguo de los monumentos existentes en Cuba.
Al pie de ese monumento aparece la siguiente inscripción latina: "HIC FINEM FECIT TORMENTO BELLICO YNOPINATE PERCUSA D. MARÍA CEPERO. AÑO 1.5.5.7. PR. NR. A.M".
Esta inscripción, traducida al castellano por el Dr. Favole, dice así: "Casualmente herida por un arma aquí murió Da. Maria Cepero en el año de 1557".
Al ser demolida la Parroquial Mayor, la tarja estuvo instalada en un muro del Palacio de los Capitanes Generales, después en el patio del hoy Museo de la Ciudad y años más tarde, con las obras de restauración de la calle Obispo, pasó a un muro de la casa de su familia, actualmente el Café restaurante La Mina. (Recopilación de Internet)