Por: Susana del Calvo
La Habana, 16 ene (RHC) En 1861, con carácter oficial, se crea la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, única de su tipo que existió en una colonia hispana.
Por primera vez, las personas interesadas en las ciencias disponían de un espacio dedicado al debate, presentación de trabajos y al contacto con instituciones homólogas de otros países.
La creación de esa entidad era un viejo sueño del médico y profesor universitario, Tomás Romay, que materializó Nicolás José Gutiérrez, médico cirujano formado junto a Romay, alumno predilecto de éste.
Con la fundación de la Academia, la medicina alcanzó mayor auge en Cuba. Se fundaron varias revistas médicas importantes, como la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana (1875), dirigida por el oftalmólogo Juan Santos Fernández, quien también propició a la fundación en 1877, de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba.
A él se debe también la creación, en 1887, de uno de los primeros institutos de investigación bacteriológica fundados en América, el Laboratorio HistoBacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica de La Habana.
Esta institución, inspirada en el laboratorio de Luis Pasteur, no sólo permitió que los estudiantes de medicina realizaran prácticas de bacteriología, sino la elaboración de vacunas contra la rabia y la difteria (esta última en 1895), además de un sinnúmero de análisis bacteriológicos y químicos. Entre sus principales figuras estuvieron los bacteriólogos Diego Tamayo y Juan Nicolás Dávalos.
Pero el mayor logro científico alcanzado por un investigador cubano durante el siglo XIX fue el descubrimiento del modo de transmisión de la fiebre amarilla realizado por el médico Carlos J. Finlay , quien hacía años venía estudiando la fiebre amarilla y sus epidemias.
En 1882 se logró la erradicación del cólera, y en esta victoria epidemiológica estuvo presente la contribución de Finlay, aplicando la teoría científica epidemiológica que recién había descubierto.
El siglo XX se iniciaba con un reconocimiento a Finlay, quien en 1901 recibe el título de Socio de Honor de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana. Es el propio año en que en Cuba se extingue la fiebre amarilla. Al año siguiente se declara la República y se celebra en La Habana el Congreso Sanitario Internacional.
El 15 de enero de 1960 se celebraba en Cuba el XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba y en el acto de clausura, efectuado en el Paraninfo de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana el mismo lugar donde el siglo anterior defendiera Finlay su teoría metaxénica-Fidel expresaba: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento.”
Esta fecha fue escogida, a partir de 1990, para conmemorar el Día de la Ciencia Cubana.