Por: Guadalupe Yaujar Díaz.
Inaugurado el 1ro de abril de 1980, el Museo de Las Parrandas, ubicado en la ciudad de Remedios en la central provincia cubana de Villa Clara, atesora muestras de la memoria de uno de los festejos más ricos de la cultura popular de la isla.
Tiene su sede en una casa colonial, en la calle Alejandro del Río número 74 construida a inicios de la década de 1820, y en sus salas se conservan disímiles objetos de la autóctona fiesta surgida en Remedios y que a partir de 1892 comienza a extenderse a otras localidades de la jurisdicción.
Asimismo, transitoriamente se exponen piezas y fotografías del resto de las parrandas del centro-norte cubano, declaradas en su conjunto Patrimonio Cultural de la Nación en 2013 e incluidas por la UNESCO, en 2018, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.
De igual manera son mostrados instrumentos que en un tiempo animaron estas fiestas. Aparecen, por ejemplo, los instrumentos que integran el piquete, que es la orquesta que interpreta las polkas.
El Museo de las Parrandas deviene lucha contra el tiempo y el olvido cuando resguarda la memoria histórica de la tradición y la constancia de perpetuar el sentimiento parranderil y la permanente y fraternal disputa entre El Carmen y El San Salvador
Historia.
En la primera mitad del siglo XIX, Francisco Vigil de Quiñones, el padre de la Iglesia Parroquial Mayor de San Juan de los Remedios, ideó que muchachos del pueblo salieran a las calles y despertaran con ruido de pitos, matracas y latas las calles de la vieja comarca villareña, en las frías madrugadas de Pascuas, para despertar a los feligreses que debían asistir a la Misa del Gallo.
Aquellas bulliciosas procesiones con toques de instrumentos rústicos devinieron aprobación popular, hasta establecer una fraternal rivalidad en la Octava Villa, entre dos bandos —San Salvador y El Carmen— que cada año se enfrentan en una simbólica porfía, en la que se declaran como triunfadores absolutos del convite al talento y la creatividad popular.
A partir de 1820 las parrandas crecieron, hasta que en 1871 adoptaron la estructura que, en esencia, mantienen en la actualidad; y la convierten en una de las expresiones populares más autóctonas de Cuba.