Por: Maritza Pasilla Valdés
Pinar del Río, Cuba 5 may (RHC) Quiso la naturaleza obsequiar paisajes de gran belleza a la provincia de Pinar del Río, algunos de ellos tan llamativos, que los caminantes suelen detener el paso para admirar su rareza y perfección, como ocurre ante el Bosque de Piedra, situado en las cercanías del poblado de Isabel Rubio, en el municipio de Guane.
Allí centenares de minimogotes o macrodientes de perro con más de 10 metros de altura ofrecen un panorama espectacular, justo en las proximidades del extremo occidental de la Sierra de los Órganos.
Declarado Monumento Nacional el ocho de mayo de 1996, está dividido por el río Cuyaguateje, colinda con los consejos populares Isabel Rubio y Molina, mientras clasifica como bosque semideciduo mesófilo, con presencia de especies de valor económico y una fauna de elevado endemismo y biodiversidad, que propician la presencia allí de grupos muy numerosos como arácnidos, reptiles, moluscos, mariposas, las aves y en menor número pequeños mamíferos.
A su preservación contribuyen efectivos del Cuerpo de Guardabosques del territorio, de cara a resguardar ese tesoro natural de la acción depredadora del hombre y en estos tiempos de pandemia, también desde allí aportan su granito de arena en el empeño por salvar vidas.
Y es que en La Ceiba, zona rural de la geografía de Guane, fue confirmado un grupo de personas positivas a la COVID-19, el segundo evento de transmisión local del nuevo coronavirus en la provincia, por lo cual recientemente fue decretada en cuarentena, una condición que exige la unión de muchos factores para satisfacer las necesidades de la población.
No han faltado muestras solidarias, y variadas iniciativas fueron puestas en prácticas para evitar la propagación de la enfermedad, al tiempo que se realizan diariamente pesquisas y se instaló un hospital de campaña en la zona de El Polvorín, la llamada área roja, al radicar allí 17 personas, de las 19 que contrajeron el mal.
Para hacer cumplir las medidas de cuarentena e impedir la salida de los pobladores hacia otros sitios, integrantes del Cuerpo de Guardabosques, se empeñan en hacer cumplir el protocolo establecido y para ello mantiene vigilancia las 24 horas del día en tres puntos de salida, uno de ellos situado en el lugar conocido por Las Cuevas, en medio del bosque de piedras, que dista a solo dos kilómetros de El Polvorín.
Mudo testigo de ciclones, intensas lluvias, inundaciones, impasible ve pasar el tiempo y observa ahora desde cada palmo de tierra o matorral, las acciones realizadas por esa fuerza, para evitar la propagación del mal en una batalla por la vida.
Cuando la tragedia termine y el mundo se abrace, entonces el curioso sitio, con sus árboles frondosos y sus rocas carbonatadas, continuará enamorando a viajeros, entre los que figuró el científico Antonio Núñez Jiménez, quien lo valoró como uno de los paisajes más interesantes de Cuba. (Fuente: ACN)