Foto: Archivo/RHC
Por Martha Ríos
El 17 de junio de 1880 vino al mundo en Caibarién, en el norte de la antigua provincia de Las Villas, Manuel Corona, devenido compositor y guitarrista, uno de los grandes de la trova cubana.
También descuellan en su catálogo autoral, danzones, tangos y guarachas que nutrieron el pentagrama de esta isla musical.
Mas, fue la canción ‘Longina’ la que lo catapultó a la fama, y colocó en el Parnaso.
Corría 1918. La mañana del domingo 8 de octubre llovía en La Habana, y Manuel Corona estaba de visita en la casa de la prestigiosa trovadora María Teresa Vera.
Era un cuarto en el solar ‘La Maravilla’, en la calle San Lázaro, donde con frecuencia se daban cita varios músicos para descargar, como se dice en el argot de ellos.
En eso llegó un amigo de María Teresa, el político Armando André, quien fuera miembro del Ejército Libertador de Cuba, acompañado de una preciosa mulata llamada Longina O´Farril. Cuentan que era toda una escultura hecha mujer.
De más está decirles que el bardo se prendó de ella, tanto que fue su musa hasta el fin de su existencia, sin que llegara jamás a materializar aquel amor, según comentan. Otros, sostienen lo contrario.
Ese día, Armando le pidió a Corona que le compusiera una canción a la treintañera diva. Accedió de inmediato y le aseguró que el domingo siguiente la estrenaría.
Sería el 15 de octubre, Día de Santa Teresa, en el santoral católico, y aunque no era el cumpleaños de María Teresa Vera, festejarían la fecha en su casa y con amigos.
Así fue cómo la admiración y encantamiento por la bella mulata se volvió, con su nombre, una de las canciones trovadorescas más hermosas.
El tan ansiado momento llegó. Nada más y nada menos que en la voz de María Teresa Vera, ‘Longina’, de Manuel Corona, se escuchó por primera vez.
Lo que no sé si ese día volvió a llover en La Habana como cuando los protagonistas de esta Estampa se conocieron una semana antes en ese mismo humilde cuarto del solar ‘La Maravilla’.
Dicen que años más tarde, cuando la canción se dio a conocer por la radio, recuerden que este medio surgió en Cuba en 1922, estuvo dos meses en las listas de reproducción.
Luego ha recorrido el mundo con ese sello poético e inigualable que le dio Manuel Corona a sus composiciones, muchas con nombre de mujer, pero ninguna como la que dedicó a Longina O’Farrill.
Corona falleció en La Habana el 9 de enero de 1950, ella lo lloró siempre y hablaba de él con especial cariño. Murió muchos años después. Desde el 24 de diciembre de 1989, en cumplimiento de su última voluntad, sus restos reposan junto a los del eterno enamorado, en el camposanto de Caibarién.
En homenaje a Corona y a su musa, en la central provincia de Villa Clara, desde la década de los años 90, se celebra el mayor festival de la trova en Cuba con el sugestivo nombre de Longina.