Orlando Díaz elimina una de las enfermedades digestivas reconocida por la medicina popular en toda América Latina.
(Foto: Yunielis Moliner)
Por Yunielis Moliner*
En Tomeguín, un pueblito de Perico, en la occidental provincia de Matanzas, vive un personaje particular que cura los empachos sin tocar a las personas y elimina los parásitos de los animales.
Así aseguran los pobladores del sitio y el propio protagonista Orlando Díaz Herrera. ¿Realidad o ficción?, lo cierto es que este hombre dice que es un don natural.
“Tú puedes estar en la Habana y con el nombre tuyo te curo el empacho o la mala digestión. De mi casa yo se los quito a los que están en los hospitales, los padres me dicen se llama fulano de tal y está en tal sala y ya. Al igual que el gusano de la res, solo necesito saber dónde está y se le cae al animal sin echarle ningún medicamento”.
“Eso es un don natural, no me lo enseñó nadie, yo lo aprendí. Hay muchos que dicen cómo podrá ser pero en este mundo hay de todo y para todos. Esa obra yo se la hago al que lo necesite”.
Disímiles son las historias de este particular personaje que elimina una de las enfermedades digestivas reconocida por la medicina popular en toda América Latina.
“Yo una vez estuve en el hospital porque tenía un hijo ingresado y había una niña que la iban a remitir porque todo lo que le caía al estómago lo devolvía. Entonces la señora mía me dijo que su mamá quería que la sobara y como yo estaba parado en la puerta del cubículo frente a la niña desde ahí mismo lo hice. Después mandé a mi mujer a que le diera tres traguitos de agua de la pila. Al otro día le dieron el alta médica”.
El “Prontuario medical y colección de los principales medicamentos que debe contener un botiquín”, impreso por Real Sociedad Económica en 1821, señala que el empacho procede por haber comido mucho de una vez o cosas indigestas, también por las mezclas nocivas como agrios y leche y por alimentos mal cocidos. Se conocen excelentes remedios caseros como el agua clara tibia, la infusión ligera de flor de manzanilla, de flor de sauco, o de té, y si el dolor continúa se seguirá el plan antecedente.
Curar los empachos es una práctica tan común que se transmite de generación en generación, principalmente en los campos cubanos.
Diversas son las formas y métodos para eliminar las ingestas, a la que indudablemente se suma el hecho de no tocar a las personas. El cincuentenario Orlando Díaz Herrera expresó que un su caso particular rezaba y repetía el nombre del afectado.
-Una última pregunta Orlando, ¿usted nunca se ha empachado?
…Yo jamás en la vida, porque bueno si yo soy el médico…no… yo no me empacho y eso que como hasta piedras.
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Matanzas