Un mirador y su valle, sendero cubano para visitantes

Edited by Maite González Martínez
2016-12-18 10:52:41

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Por: Roberto F. Campos (PL)

Al recorrer el paisaje de la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba, asoma un punto sumamente destacable en un sendero generado por los ecologistas en el famoso Valle de Viñales.

Precisamente, un guía local tiene mucho que contar en sus viajes con personas que desean vacaciones activas, de ahí que Douglas Pino esté cargado de anécdotas.

Dedicado al 'trekking' o senderismo, bicicleta, cabalgatas, observación de aves y otras modalidades, Pino pertenece al Buró de Patrimonio y mostró a este periodista los encantos del Valle.

Señaló que el sendero bautizado como Del Mirador al Valle parte de un balcón que se encuentra en áreas del hotel Los Jazmines, desde donde se tiene una visión sumamente interesante, por lo que muchos fotógrafos aprovechan para captar el paisaje.

Recordó a los turistas que antes del triunfo de la Revolución cubana, en 1959, en el lugar no había más que un pequeño comercio, el restaurante Vera; aunque el Valle se dio a conocer en los años 20 del pasado siglo a través del pintor Domingo Ramos Henríquez.

El artista ya era famoso y buscaba un lugar de interés para plasmar sus paisajes, y en 1938 representó a Cuba en una feria, en Nueva York, con un paisaje que representa al Valle de Viñales en un óleo de grandes dimensiones.

Un año después, se propuso la construcción de un mirador, que no es el actual, y en 1941 se erigió un monumento al pintor por internacionalizar este panorama cubano.

A partir de entonces fue muy visitado y recibió diversos reconocimientos como Área Protegida (1976), Monumento Nacional (1978), Paisaje Cultural de la Humanidad (1999, Unesco), y Parque Nacional (2000, Consejo de Ministros).

Todos estos reconocimientos, comentó el guía, están encaminados a fortalecer la protección medioambiental del escenario.

Se trata de un paisaje sumamente enriquecedor en una provincia significativa, como declara la delegada del Ministerio de Turismo (Mintur) en Pinar del Río, Deborah Henríquez.

En el territorio -informaba la directiva- operan cadenas hoteleras, extrahoteleras y de servicio, con la presencia de entidades como Islazul, Cubanacán y el Campismo Popular.

Estas instancias trabajan con 458 habitaciones para el alojamiento, sobre todo en el polo de Viñales y en el municipio cabecera (Pinar del Río), con perspectivas de crecimiento en el futuro inmediato.

UN VALLE MUY ESPECIAL

Uno de los lugares que más impacta hoy a quienes llegan a Cuba en busca de descanso activo, se ubica en la más occidental provincia cubana, pues se trata de un valle muy atractivo, con elevaciones características del lugar, conocidas como mogotes.

El poblado de Viñales es muy frecuentado por personas con mochilas y dispuestas a andar y tomar fotografías de un paisaje verde y natural, matizado por los sembradíos de tabaco.

El Valle atesora toda la gama de colores que un amante de la naturaleza pudiera esperar de su visita a Cuba.

A simple vista, aparecen los mogotes repletos del verdor que inunda los sentidos, matizándose con el árbol nacional, la palma real.

Incrustados en esos parajes se encuentran los terrenos plantados de tabaco, con la peculiaridad de tener un suelo químicamente perfecto para la hoja y un clima muy acorde con los resultados: la confección del puro habano, considerado el mejor del mundo.

El Valle de Viñales es uno de los sitios turísticos más conocidos de la isla. Se trata de 132 kilómetros cuadrados de extensión integrantes de la Sierra de los Ã'rganos, en las Montañas de Guaniguanico.

Significa una complejidad geológica con predominio de rocas calizas, pizarras, esquistos y areniscas. Y como complemento ideal, se encuentran las zonas cársicas, sus mogotes.

Este valle cuenta con un largo de aproximadamente 11 kilómetros y un ancho de cinco, donde existen tres establecimientos hoteleros de reconocido prestigio: Los Jazmines, La Ermita y Rancho San Vicente.

Actualmente proliferan los alojamientos y restaurantes privados, en colaboración con el Mintur, los que otorgan posibilidades adicionales al lugar.

Pero hablar del Valle de Viñales jamás sería completo sin mencionar el tabaco, pues se considera que en Vuelta Abajo, denominación debida a la cobertura de la isla, se produce la mejor capa.

Con 10 mil 848 kilómetros cuadrados, Pinar del Río tuvo como apelativo original el de Nueva Filipina, aplicado por los conquistadores españoles. En 1778 se le adjudicó el nombre de la más antigua de las poblaciones del lugar: Pinar.

Por la Autopista Nacional se llega fácilmente en coche (dos horas), en un viaje que obliga siempre más al occidente rumbo a la Sierra del Rosario, con su Pan de Guajaibón, la montaña mayor de esa región con 699 metros sobre el nivel del mar.

Hacia el sur de la capital provincial, aparece la Meca del tabaco, en las llanuras de San Juan y Martínez, con su visión de vegas; unas al sol y otras tapadas, sobre todo las dedicadas a hojas de capa.

Y como sello distintivo del lugar se encuentra el Mural de la Prehistoria, en el propio valle, obra del pintor cubano Leovigildo González, ya fallecido, que recrea las distintas etapas evolutivas de la humanidad, sobre la pared de uno de los mogotes.

El lugar tiene varios senderos, como Del Mirador al Valle, donde los participantes en grupos de 20 personas se adentran en el paisaje que en la mañana, desde el mirador, habían podido fotografiar.

Es una imagen obligada. En el centro del paisaje se aprecian pequeñas casas de campesinos que cultivan la tierra y atienden sus animales.

La caminata permite a los viajeros ver de cerca los mogotes, conversar con los campesinos y terminar el recorrido con un almuerzo en la casa de uno de ellos, que les ofrece manjares en su estilo más tradicional, en el que predominan frijoles, arroz y carne de cerdo.

Un escenario verdaderamente impresionante, amigable y colorido que muchos viajeros prefieren ver más de una vez.
 



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