Por. Guadalupe Yaujar Díaz
El Palacio del Marqués de Arcos, privilegiado por su situación frente a la Catedral de La Habana, y considerado por los especialistas como uno de los mejores exponentes de la arquitectura residencial cubana del siglo XVIII, es muestra de elegancia y monumentalidad, atributos que caracterizaron la vivienda nacional de las familias poderosas de la época.
El frente principal de esta joya arquitectónica de estilo barroco es de admirable presencia por su gran altura y en el interior la composición gira en torno a un patio central con galerías circundantes. Como apuntan los estudiosos, su escalera es una obra de gran monumentalidad, semejante a las de los grandes palacios italianos del Renacimiento; tiene cuatro ramas y se encuentra en un amplísimo y elevado recinto que magnificaba el paso de damas y caballeros con sus lujosos atuendos.
Se trata de uno de los palacios más bellos y majestuosos del Centro Histórico de la Ciudad, que abre una galería visual a la emblemática Plaza de la Catedral, mientras desde su puerta principal se accede al gran mural que recuerda a pensadores, poetas, escritores, músicos, artistas, que en distintos momentos frecuentaron el Liceo Artístico y Literario de La Habana y cuya labor conformó el pensamiento cultural cubano y sentó las bases de la identidad nacional.
Uno de sus primeros dueños fue don Diego Peñalver y Ángulo, tesorero oficial de la Real Hacienda, quien le agregó a la vivienda otra planta. Su hijo, Ignacio Peñalver y Cárdenas, recibió como herencia la casa y en 1792 recibió el título de Marqués de Arcos, de ahí su nombre. A mediados del siglo XIX, los marqueses Arcos pasaron a habitar una mansión aún mejor, más tarde la casa fue ocupada por las oficinas de Correos, luego el Liceo Artístico y Literario y como tantas otras construcciones del periodo colonial, casa de vecindad.
Luego de un largo periodo de restauración por la Oficina del Historiador de la Ciudad, reabrió recientemente sus puertas recuperada como Liceo Artístico y Literario de la capital cubana.
Esta institución cultural concebida espacio de creación, promoción y apreciación del arte de la Isla -reanimada gracias a la cooperación y lazos de amistad con el Gobierno de Japón y organismos de nuestro país- está al servicio del público nacional y foráneo que la visite.
La otrora casona colonial del Marqués de Arcos convertida en Liceo Artístico Literario habanero tiene previsto un equipamiento informático audiovisual y luminario de tecnología de punta destinado a brindar información y comunicación a aquellos que deseen acceder a la historia, la cultura y el arte de Cuba y también de Japón.
Revitalizada a partir de la concientización del patrimonio material e inmaterial que atesora y la base económica para llevar adelante el proyecto, no falta el museo de la Fotografía, mediateca, pinacoteca, un salón de Arte Digital para niños, sala de conferencias, sala de exposiciones permanentes y transitorias, taller y área de exposición de orfebrería y café literario que da paso a un jardín, reclamo natural para el descanso y la meditación según está previsto.
Ubicada exactamente en la calle Mercaderes, No.16, entre Empedrado y O’Reilly, en el casco histórico capitalino, se alza elegante e imponente el Liceo Artístico y Literario que seguirá enriqueciéndose: un espacio muestra del rescate de la memoria histórica de La Habana, Ciudad Maravilla.