Por Giusette León García
El Callejón del Barbero, ubicado a las puertas de la Habana colonial, es un espacio que se ha transformado para bien, desde que en el año 1999 se creó el proyecto Artecorte, sobre su origen nos cuenta Papito:
“Artecorte surgió por la necesidad de hacer algo para dignificar el oficio de los barberos y los peluqueros en Cuba. Partimos de tres puntos importantes: el arte, la historia y la peluquería. “
Brevemente, Gilberto Valladares nos enumeró alguna de las acciones que desarrollan en este sentido: “rescatamos el día del barbero, el día del peluquero en Cuba, entregamos el premio Juan Gómez, que fue el primer Barbero- cirujano en la villa de San Cristóbal de La Habana.
“Nosotros lo resucitamos 450 años después y lo convertimos en un premio de honor que todos los años le entregamos a quienes se han destacado dentro del oficio, es un premio que resume la vida y obra de un profesional del mundo nuestro, este premio lo firma todos los años nuestro Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal y lo firmo yo como Director del Proyecto también …”
“Tenemos una colección de pinturas, la única que hay en el mundo como colección de arte con el tema de la barbería y la peluquería, en su gran mayoría son artistas cubanos, aunque ahora están apareciendo donaciones de artistas extranjeros también, es interesante, porque es la visión de ellos cómo ven el oficio.
“Esa serie, que es colectiva, se llama “Hasta el último pelo”, pero un buen día yo me atreví a pintar e hice una serie personal que se llama “El sueño de un barbero”, y también esas piezas las tenemos en el proyecto, no soy pintor, soy peluquero, pero la pasión que siento por el oficio me ha llevado a poderme expresar a través de ese arte.”
Sin embargo, las aspiraciones y las metas fueron creciendo y lo que comenzó como una iniciativa gremial, hoy redunda en beneficios para el barrio desde muchas aristas, así lo explica su coordinador:
“En el tiempo nos hemos ido transformando como proyecto cultural, Arte corte se conoce hoy más por el trabajo social que hacemos que por el propio trabajo dentro del mundo de los peluqueros y eso tiene que ver con que, en los últimos cinco o seis años, por iniciativa de nuestro propio historiador de la ciudad que me dijo que me centrara en el barrio, sin traicionar al oficio, ni el aspecto cultural que es el oficio de los barberos y los peluqueros, sumamos la comunidad del barrio de Santo Ángel.”
Hoy Artecorte es un proyecto de desarrollo local con muchas y muy variadas acciones:
“Trabajamos con los jóvenes, los niños, los abuelos de la comunidad. Tenemos un proyecto con los niños que se llama el Barbeparque, un parquecito temático donde ellos juegan y se cortan el pelo porque también tiene un saloncito para eso.
“Los aparatos son instrumentos de barbería, está muy cerca, frente al museo de la Revolución; pero también hay un servicio de cafetería ahí, el parque es muy simbólico porque ha generado empleos en la comunidad.
“La entrada no se cobra, todos los sábados por la mañana se hacen actividades para los niños, los viernes por la noche se ponen películas infantiles, tenemos talleres, como círculos de interés con los niños de la secundaria que está aquí en la comunidad, no solo de peluquería, también de arqueología, arquitectura…”
Generar en su barrio empleos y prosperidad a través del trabajo es uno de los objetivos esenciales de Artecorte en estos momentos y para eso el camino, asegura Papito, son las alianzas:
“La idea nuestra es hacer alianzas para generar beneficio social, o sea, si el sector estatal y el sector por cuenta propia, las instituciones, todo el mundo, hacemos algo en conjunto, al final la sociedad gana. Yo creo que el beneficio social y el beneficio cultural hacen multiplicar el beneficio económico y un crecimiento parejo de la economía, la cultura y el bienestar social es lo que buscamos en una escala chiquita, pero que sí nos ha permitido tener un impacto en esta comunidad…”
Los jóvenes son una prioridad para Artecorte: “le dedicamos mucho tiempo al trabajo con los jóvenes, por ejemplo, tenemos un taller de peluquería para jóvenes que están desvinculados que tienen la oportunidad de aprender el oficio de la peluquería y la barbería e incorporarse a la sociedad.
“El local es de la Oficina del Historiador de la Ciudad, vienen profesores, que son peluqueros profesionales y dan clases, no cobran estos cursos, pero al final es una inversión, porque los muchachos que están desvinculados tú los llevas a trabajar, los incorporas a la sociedad, les enseñas oficios.
“Ahora mismo, tenemos una experiencia nueva con un carpintero de la comunidad que tiene cinco muchachos también enseñándoles carpintería, tenemos una alianza con Habana Club y hay un grupo de jóvenes que participan un curso de cantina comunitaria”.
Entre las experiencias que dejan boquiabierto a cualquiera, fuimos testigos de un curso coordinado con la ANSOC, donde ocho jóvenes con afectaciones auditivas aprendieron el oficio de la peluquería , y nos contó Gilberto Valladares que además tienen una bolsa de empleo al que acuden tanto las empresas como el sector privado del barrio cuando necesitan personal:
“El patrimonio más importante que hay en mi barrio son la gente, entonces con la gente vamos creciendo. Y de eso se trata vamos tejiendo todo un tejido comunitario que nos permite crecer estableciendo alianzas, porque a veces la gente cree que el crecimiento solo tiene que ser a través de lo económico, o sea, es importante el crecimiento económico, pero también el crecimiento social eso tiene que ver con nuestra cultura, nuestros valores y nuestra historia…"
Aunque el reconocimiento más importante quizás sea el saludo cariñoso de la gente del barrio, para Gilberto Valladares y su proyecto Artecorte han ido llegando otras satisfacciones:
“Hoy nos conocen más por el trabajo social que por el propio oficio y eso me da alegría, de hecho, participamos en eventos nacionales, internacionales, por ejemplo, el año pasado estuve en el Foro mundial de economía social y solidaria en Montreal, me invitaron a exponer nuestra experiencia.
“Fui a la Bienal de arquitectura de Quito, en noviembre nos entregaron un premio importante en Nueva York, una organización global de peluqueros, se llama Intercoiffure, se creó en 1921, y por primera vez entregaron un premio humanitario y nos lo otorgaron.
“ Mira qué interesante cómo hemos podido llegar hasta el mundo de la cosmética, al lado comercial, que muchos peluqueros se involucren y vengan voluntarios a aportar sus conocimientos y de eso se trata, de levantarnos todos los días y poner un granito de arena en el momento histórico que estamos viviendo.”
(Tomado de Cubasí)