Por Roberto Jesús Hernández

El teatro Sauto, Monumento Nacional situado en Matanzas, la ciudad neoclásica de Cuba, cumple este 6 de abril, 155 años mientras su personal da los toques finales a una ambiciosa restauración, y aguarda por la llegada de equipos de climatización, sonido y luces.

Catalogado por la investigadora Alicia García Santana como uno de los edificios más perfectos de la historia de la arquitectura en Hispanoamérica, el coliseo del siglo XIX conserva la mayoría de sus elementos originales, incluida la maquinaria inglesa que permite elevar la platea.

En declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) García Santana calificó de extraordinaria la labor desarrollada para devolver su esplendor al inmueble, por el nivel de detalle, el cuidado y respeto a los valores originales.

Por su parte, Miguel Ojito Fariñas, artesano a cargo del trabajo con las lámparas del teatro neoclásico, refirió a la prensa que de las 48 luminarias existentes hoy en el Sauto, 26 son totalmente auténticas.

"Me dedico al rescate y restauración de las antiguas luminarias cocuyeras con cristal de Baccarat, además de la reproducción de otras necesarias dada la ampliación de espacios con fines decorativos en la institución, acorde con la época y el estilo", explicó el creador.

"Este oficio exige mucho amor, una gran pasión por restaurar, requiere tiempo y entrega, la limpieza del metal puede ser mecánica, química o térmica, según la pieza, y requiere usar los materiales necesarios para garantizar la calidad", comentó Ojito.

"Sobresale la gran araña o lámpara central de bronce, de cocuyera y estilo Luis XV decorada con abalorios de cristal de Baccarat, que ya restaurada cuelga del techo de la sala principal a la espera de la reapertura para ser admirada por el público", señaló.

Ubicado en el Centro Histórico de la urbe tricentenaria, el teatro Sauto, diseñado por el maestro italiano Daniel Dall'Aglio, abrió sus puertas por primera vez el seis de abril del año 1863, y en su escenario brillaron figuras de renombre como la bailarina rusa Anna Pavlova y la actriz francesa Sarah Bernhardt.

(Tomado de la ACN)