El Museo Chorro de Maita, una semilla de nuestra identidad

Edited by Lorena Viñas Rodríguez
2018-09-07 12:13:07

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Foto: Trabajadores.

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La Habana, 7 sep (RHC) A 60 kilómetros de la oriental ciudad de Holguín se haya el Museo Chorro de Maíta,  en el municipio cubano de Banes.

Se trata del mayor cementerio aborigen, a cielo abierto, encontrado en Cuba y uno de los más importantes de las Antillas, donde habitaron los primeros pobladores de la región y el país.

En el asentamiento Chorro de Maíta (1440-1540), antigua aldea indígena que sobrevivió hasta tiempos coloniales, se levanta el Museo inaugurado el primero de noviembre de 1990 y declarado Monumento Nacional el 26 de octubre de 1991.

Desde  1930 los vecinos del lugar y estudiosos realizaron discretas excavaciones en  comienzan las exploraciones en El Chorro de Maíta y en 1975 avanzaron rápidamente con el trabajo del prestigioso científico cubano ya fallecido, el doctor holguinero José Manuel Guarch, al frente de un equipo del departamento Centro oriental de Arqueología de la Academia de Ciencias de Cuba.

En el año 1986, Guarch y su grupo  hallaron un cementerio de gran proporción, el primero en Cuba en un sitio de habitación de los agricultores ceramistas y por la importancia del descubrimiento se decidió dejarlo todo en el sitio exacto del  descubrimiento, como un Museo in Situ.   

Se trata de unos 24 mil 448 metros cuadrados los que cubren el cementerio donde se hallaron 108 esqueletos. De ellos 62 se exponen al público tal y como fueron encontrados, con sus respectivos objetos, tanto de la etapa aborigen como de la colonización: cuentas para collares de cuarzo, conchas, fragmentos de cerámica, coral rojo, así como fragmentos de mayólica, latón, textil europeo, oro y guanín.

El cementerio no es solo aborigen, es un enterramiento multiétnico donde es visible la imposición de nuevos patrones funerarios.   La diversidad de posiciones, la posición fetal o acuchillada de costado es la más común utilizada por los indígenas, pero aparecen varios con el cuerpo extendido y las manos cruzadas en el pecho o en el abdomen, como influencia del cristianismo europeo que pudo ser asimilada o impuesta.

En el sitio se rescataron evidencias que permitieron un estudio detallado de la raza, la etnia, las enfermedades padecidas por el grupo humano que aquí se asentó. Además, a través del análisis de estos hallazgos se pudieron aclarar muchos aspectos sobre los ritos funerarios de los nativos y otros pormenores del período de contacto entre estos y los españoles.

Además, se decidió  completar el lugar con una edificación, el Parque Aldea

Taína, donde se muestran, tal como se encontraron, tributos funerarios, objetos domésticos utilizados en faenas de pesca, caza, confección de alimentos, y hasta adornos confeccionados algunos de ellos con valiosos materiales, incluyendo oro.

La Aldea, una iniciativa de  Guarch que llevara a los visitantes una imagen de la cultura que el Museo no podía ilustrar -exhibe 38 esculturas humanas– vestidos a la usanza de los aborígenes cubanos–  obras de los escultores holguineros Argelio Cobiellas, padre e hijo, y Lauro Echavarría Osorio.

Las esculturas detallan,  incluso, hasta la deformación craneana, la perfilación del rostro y el rápido envejecimiento de aquel grupo humano que a los 45 años de edad ya era anciano.

El Museo Chorro de Maíta, sitio arqueológico más importante de Cuba, atesora parte de la semilla germinada en nuestra identidad definitiva y la incidencia en nuestras tierras de representantes de otras lejanas culturas.



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