por Guillermo Alvarado

Como una afrenta contra los luchadores por los derechos humanos de Argentina y de toda la región se calificó la intención del juez Marcelo Martínez de capturar a la líder de la organización de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y lanzar a los gendarmes para allanar la sede de esa institución, reconocida y apreciada en alto grado en todo el mundo.

Con una gran dignidad, la dirigente humanitaria dijo que la justicia ataca a las víctimas y no a los culpables y señaló que no se presentará a declarar, pero que si quieren capturarla tienen que ir por ella.

La noticia causó gran malestar y de inmediato miles de personas expresaron su solidaridad con Hebe de Bonafini y rodearon la camioneta en que se conducía, así como impidieron a los policías ingresar a la sede de la organización.

La absurda intención del magistrado de detener a una mujer que es un emblema internacional de la lucha por la justicia, ocurrió precisamente durante la visita a la nación austral del secretario norteamericano de Estado, John Kerry, quien sin sorpresas para nadie elogió al gobierno de Mauricio Macri y aseguró que éste va por el camino correcto, opinión que la mayoría de la población del país parece que no comparte para nada.

La breve estadía del alto funcionario estadounidense reafirmó la intención de Washington de reforzar su presencia en Argentina, no sólo a nivel económico y político, sino que también militar como se denunció allí.

De acuerdo con el analista político Jorge Kreyness: “Se trata de la visita de un representante destacado del país que es sede de las corporaciones internacionales, que tiene el ejército más poderoso de la tierra, que ha invadido países y bombardeado poblaciones civiles, que tiene una política injerencista y que ha establecido a la Organización de Estados Americanos como ministerio de colonia”.

Durante la visita salió a flote de nuevo la intención estadounidense de establecer dos bases militares en regiones estratégicas de Argentina, una en la Tierra del Fuego, y la otra en la norteña provincia de Misiones.

Justamente la base prevista en Misiones es una vieja apetencia estadounidense y tiene como propósito controlar el precioso Acuífero Guaraní, una extraordinaria riqueza natural que comparten Argentina, Brasil y Paraguay, aseguró Kreyness.

El politólogo Atilio Borón dijo que además de presionar para la instalación de las bases, Kerry también llegó a Buenos Aires para impulsar la llamada Alianza del Pacífico, un engendro creado para tratar de restar importancia a mecanismos de integración como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños o la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y la Unión de Naciones Sudamericanas.

Se trata, pues de noticias vergonzosas generadas en Argentina: la pretensión de detener a Hebe de Bonafini, y la reactivación del tema de instalar bases militares en ese país, lo que significará un ultraje a la soberanía nacional.