Las intervenciones silenciosas de Estados Unidos en Latinoamérica

Edited by Maria Calvo
2016-09-09 12:24:16

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por Guillermo Alvarado

Atrás parecen haber quedado las intervenciones de Estados Unidos contra países de nuestra región, tipo Guatemala, República Dominicana, Granada o Panamá, caracterizadas por el rugido de las bombas lanzadas por tierra, aire o mar y el golpeteo de las botas de sus soldados, lo que no significa en absoluto que la voracidad del país del norte por nuestras riquezas haya disminuido un ápice.

Desde los últimos años del siglo pasado y los convulsos que vivimos en el actual, Washington practica otras formas de cambiar o controlar nuestro destino, menos estruendosa que su ejército, más sutil y silenciosa, pero no por eso menos dañina.

Se trata de la tarea insidiosa, cotidiana y callada que cientos de organizaciones, bajo el disfraz de “no gubernamentales”, las conocidas ONGs, realizan en el seno de las sociedades para estructurar un pensamiento y una acción acorde con los intereses de Estados Unidos y sus patrones de “libertad, democracia y desarrollo”, que son el subterfugio ideal para esconder su necesidad de nuestros recursos naturales y vendernos las baratijas que nos ofrece.

Bajo el manto del altruismo, estas entidades intensificaron sus acciones a partir de 1999, cuando el triunfo de la Revolución Bolivariana, liderada por Hugo Chávez, generó una serie de transformaciones progresistas en varios países y abrió la vía a nuevos mecanismos de integración y cooperación, cuyo común denominador es dejar fuera al hegemonismo norteamericano.

Decimos que son cientos, quizás miles, con el más variopinto ropaje, pero cuando se rasca un poco en sus partes más sensibles, sus fuentes de financiamiento, las coincidencias comienzan a aparecer. Detrás de ellas surgen nombres como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid, o su brazo ejecutivo, la Oficina de Iniciativas de Transición.

Le siguen el Instituto Republicano Internacional, así como su similar, el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales, que representan los intereses de los dos partidos que se alternan en el poder en la nación norteña.

Agréguese a ellos la Fundación Nacional para la Democracia, o, en ausencia de algunas de éstas a sus pantallas favoritas, como las fundaciones Soros y Ford.

Su objetivo prioritario son los jóvenes y su propósito fundamental es socavar el prestigio de los gobiernos progresistas y revolucionarios, así como la autoridad de sus dirigentes, alimentar los movimientos opositores y dejar que sean ellos los que hagan el trabajo sucio en beneficio de la Casa Blanca.

Estuvieron detrás de la fallida intentona golpista contra el presidente Chávez en Venezuela, en 2002, como ocurrió más tarde, en 2010, en el movimiento que trató de deponer a Rafael Correa, en Ecuador, y han estado siempre en cada conspiración gestada para obstaculizar la labor de Evo Morales en Bolivia.

Su rastro es largo y prometemos, amigos oyentes, analizarlo en siguientes trabajos para conocer más sobre esta intervención silenciosa, que es la explicación de muchas inexplicables cosas que ocurren en nuestra región.



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