Otro muro de la vergüenza, esta vez en la culta Francia

Edited by Maria Calvo
2016-09-12 11:00:41

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por Guillermo Alvarado

Construir muros para rodear los problemas, ocultarlos al escrutinio público o esperar que con ellos desaparezcan, se va convirtiendo cada vez más en una costumbre para muchos gobiernos que no encuentran, o no quieren buscar, una salida realista y permanente a aquello que pretenden encerrar.

La noticia llega de Francia, país desde el cual una vez se difundieron a casi todo el mundo las ideas luminosas de libertad, igualdad y fraternidad, pero que sin embargo parecen irse apagando poco a poco para dejar paso a un rampante egoísmo y la indiferencia por el sufrimiento de los demás.

Se trata nada menos que de construir un muro para rodear la “jungla de Calais”, un extenso campamento de refugiados donde se aglutinan alrededor de diez mil personas en espera de una oportunidad para cruzar el canal de La Mancha, sea por barco o por el Eurotúnel, y adentrarse en territorio británico.

Calais es un resumen a cielo abierto de los desastres provocados por las intervenciones militares realizadas por las potencias occidentales en países como Afganistán, Iraq, Libia y Siria, o las miserias dejadas tras el despojo perpetrado durante siglos en el África subsahariana.

Bajo el control de mafias de tráfico humano o violentas pandillas, estas personas buscan desesperadamente una ruta de escape hacia un mundo que avizoran mejor que aquel que dejaron atrás, donde alguna vez estuvieron sus hogares y sus semillas y quizás tengan todavía algún ser querido.

La jungla de Calais ha crecido de tal manera desorganizada y caótica, que las autoridades de Francia son incapaces de controlarla, mientras desde Londres, al otro lado del canal, los británicos miran con recelo, temor y desconfianza a ese enorme grupo que pretende arribar a su suelo.

Calais, en el norte francés, es el punto de conexión entre ambos países y allí están oficialmente situadas las fronteras y por eso se ha convertido en un punto neurálgico donde se acumulan inmigrantes y refugiados.

De allí que a alguien se le ocurriera la “genial” idea de que, si no puedes con un problema, encierralo para al menos no mirarlo, y se decidió construir el muro que será levantado en territorio francés, pero con capital británico.

La construcción, hecha con material liso para que no pueda ser escalada, deberá comenzar este mes y presumiblemente estaría terminada hacia finales de año.

Los habitantes de la jungla quedarán entonces encerrados por una extensa valla, que simbolizará el fin de su libertad, si alguna vez la tuvieron porque la miseria es la peor de las prisiones; el cese de la igualdad, que la mayoría de los gobiernos europeos nunca han sentido por ellos, y el naufragio de la fraternidad.

El muro de la vergüenza de Calais simboliza el fracaso de la Unión Europea para controlar un problema que ellos mismos ayudaron a crear y cuya solución no está en ese continente, sino reparando los estropicios que provocaron en los países de origen de los inmigrantes, acallar los cañones de las guerras y las balas silenciosas del hambre y las enfermedades. Si esto no ocurre, no habrá muros, por modernos que sean, capaces de contener a las masas desesperadas.

 



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