por Guillermo Alvarado
Un profundo malestar existe en muchos sectores de la sociedad argentina por la actitud relajada con que el presidente Mauricio Macri y su gobierno reaccionaron ante el anuncio de que el Reino Unido realizará a partir de este miércoles ejercicios militares en las islas Malvinas, territorio ilegalmente ocupado por esa potencia europea desde 1833.
Los llamados “juegos de guerra” incluyen la concentración de numerosos efectivos, modernos medios de combate, navales y aéreos, e incluso el disparo de misiles desde las islas que legalmente pertenecen a la soberanía argentina.
El asunto fue motivo de una breve pero sangrienta guerra cuando en 1982 la dictadura que entonces gobernaba a la nación austral decidió recuperar por la fuerza esa región, dando inicio a un conflicto que costó la vida a 649 argentinos y 255 militares británicos.
Los gobiernos progresistas de Nestor Kirchner y Cristina Fernández realizaron intensas gestiones ante organismos internacionales para defender la soberanía sobre las Malvinas, pero las actuales autoridades parecen dar marcha atrás a este reclamo.
Una organización de antiguos combatientes de la guerra del 82 se presentó a finales de la semana anterior, acompañada de varios grupos sociales, para entregar a la justicia la denuncia formal contra la política de abandono a la soberanía argentina sobre esa zona insular.
Durante una reciente visita al Vaticano, donde se entrevistó con el papa Francisco, Macri quitó importancia al tema durante una conferencia de prensa y le pasó el asunto a la ministra de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra.
La canciller manifestó su “pena y desazón” por los ejercicios bélicos, pero agregó que se trata de una práctica sistemática del Reino Unido, que cada año realiza esta actividad en ese lugar “por razones de clima”.
En contraste, la secretaría general de la Unión de Naciones Suramericanas calificó como "provocación internacional" la realización de estas prácticas "en espacios marítimos soberanos de Argentina".
Hace un mes el gobierno de Macri fue criticado por la firma de varios acuerdos con Londres que permiten ampliar los intereses británicos en las Malvinas, incrementar la explotación de recursos naturales y crear un mecanismo de cooperación entre los dos países "para enfrentar las amenazas a la paz y seguridad internacionales".
El diputado Guillermo Carmona, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, consideró que la rúbrica de estos documentos significa en la práctica el abandono formal del gobierno de Mauricio Macri de la reivindicación nacional sobre las islas Malvinas.
Recordó Carmona que en ese lugar hay una base militar con más de dos mil soldados británicos permanentes, que constituyen una real amenaza para Argentina y también, agregamos nosotros, para el resto de nuestro continente, algo que Macri pretende ignorar.