Por Silvia Martínez Puentes
Obras de incalculable valor patrimonial histórico, artístico y religioso colapsaron o están severamente dañadas por los devastadores terremotos ocurridos en la región central de Italia, en agosto y octubre del presente año.
Aún sin un balance final de las afectaciones, el primer ministro, Matteo Renzi, al referirse al movimiento telúrico de la víspera, expresó que 'pese a la gravedad de este sismo impresionante, al momento no hay ninguna pérdida de vidas humanas', y aseguró que 'reconstruiremos todo, casas, iglesias, comercios'.
Si la evaluación de los estragos causados al patrimonio por el terremoto del 24 de agosto fue catalogada de grave cuando unos 300 palacios históricos, iglesias, monasterios y monumentos fueron destruidos o dañados, puede pensarse que ahora debe ser aún más serio, tras un fenómeno mayor y en la misma zona.
La Basílica de San Benedetto, del siglo XIII y la cual sufrió grandes daños en agosto pasado, fue destruida por el sismo de 6,5 del 30 de octubre, al igual que la catedral renacentista de Santa María Argéntea, ambas en la localidad de Norcia, la más afectada.
Difícil reto para los restauradores diferenciar escombros de restos patrimoniales para devolver la belleza y el valor arquitectónico a La Torre Cívica de Amatrice, originaria del siglo XIII, devenida símbolo por resistir la embestida telúrica de agosto, ahora prácticamente colapsada junto a todo el centro histórico de la ciudad.
Los sismos del miércoles y domingo últimos afectaron las regiones de Umbria, Las Marcas y Lazio, a la cual pertenece Roma, también con daños aunque ligeros.
Alcaldes y otras autoridades locales, además de la Protección Civil, informan constantemente sobre la marcha de los acontecimientos y las miles de personas evacuadas, ahora e incluso desde antes, lo cual contribuyó a la ausencia de víctimas en esta ocasión.
Las autoridades informan, además, que los heridos son leves y solo una persona se reporta con cierta gravedad, mientras otras tres fueron rescatadas con vida entre los escombros en Tolentino.
En segundos, 'nubes de polvo' se levantaron en las localidades de Norcia, Cascia, Preci, Tolentino, Amatrice, Ussita, para luego dejar una imagen de desolación, como ciudades bombardeadas y abandonadas, y de moradores que desde antes pernoctaban en casas de campañas y vehículos ante el temor de un nuevo terremoto.
El techo del Santuario de Santa María delle Grazie, del siglo XVI, se hundió y su fachada se despedazó; además, la iglesia de San Salvatore prácticamente quedó deshecha, templo perteneciente al año 1100 que estaba en un proceso de restauración también por daños de un anterior temblor.
Mientras, en Roma, a unos 125 kilómetros del epicentro del terremoto de este 30 de octubre, pocos pobladores recuerdan un temblor con tanta intensidad y es que por su magnitud de 6,5 grados en la escala de Richter, es el mayor registrado en Italia en los últimos 36 años.
Ello conllevó, como medida de seguridad, el cierre temporal de dos líneas del Metro, además de las Basílicas de San Paolo y San Lorenzo donde se produjeron ligeras grietas, tal como ocurrió en algunos edificios de la urbe.
La complejidad del panorama hoy en el centro de Italia -aún sin un balance ni siquiera preliminar- puede calcularse en parte por el saldo del terremoto del pasado agosto, que dejó 293 bienes del Patrimonio Cultural dañados y 50 destruidos.
Entre los templos destaca la basílica de San Francisco de Asís, erigida en el siglo XIV y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000, cuya fachada quedó destruida por uno de los temblores.
En ruinas quedó también el Museo Cívico de Amatrice ubicado en la iglesia de San Emidio, donde igualmente fueron dañados frescos pertenecientes al siglo XIII y otras valiosas obras de arte.
Entre ellas figuran antiguas, estatuas de madera, telas y pinturas en tablas de Nicola Filotesio, pintor, escultor y arquitecto, mejor conocido como Cola dell'Amatrice, lugar donde nació en 1480, devenido todo un símbolo para los pobladores del lugar y cuya estatua erigida en bronce a su memoria quedó también hecha pedazos.
De igual modo también sufrió daños el hermoso portal del gótico tardío de la iglesia de San Agostino, en el sur de esa localidad, construida en 1428, una de las instalaciones más visitadas por los turistas dada su antigüedad y valores artísticos
También la Iglesia de la Santa Cruz de Tolentino, de los frailes capuchinos, perdió por completo su techo, en tanto San Ginés, convento de las monjas capuchinas, fue declarado no apto para su uso y la catedral de San Giuliano, construida en el siglo X, fue declarada como 'inservible'.
El sismo provocó además grietas en la estructura externa de la Catedral de Urbino (en la región de Marcas) perteneciente al centro histórico de esa localidad, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998.
Además hubo daños en el Monasterio Santa Chiara, en la ciudad de Camerino y en la catedral de San Giuliano en la ciudad de Macerata.
El histórico Hotel Roma Amatrice, construido en 1897, considerado el templo de la pasta a la amatriciana, uno de los platos emblemáticos de la gastronomía italiana, colapsó con el movimiento telúrico del 24 de agosto y fue precisamente allí donde fue recuperado el mayor número de fallecidos de los 234 ocurridos en esa localidad.
Debido a la gravedad delos daños, se calcula que la recuperación de Amatrice puede trdar una década, aunque el 20 por ciento del patrimonio de la localidad como frescos e interiores de iglesias se perdió para siempre.
Mientras se realiza la evaluación de los daños, Italia llora la pérdida de obras y con ellas símbolos muy arraigados en la conciencia popular convertidos de repente en polvo y piedra.
Pero la historia y la tradición italiana demuestran cómo muchas de estas obras patrimoniales pueden ser reconstruidas con amorosa maestría.
(Tomado de PL)