por Roberto Morejón
En apenas tres años desde su surgimiento, la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, al oeste de La Habana, Cuba, trabaja para el avance de su infraestructura e implementar los primeros proyectos aprobados.
Si bien los expertos consideran que estos enclaves requieren de un lustro para el fomento de sus facilidades básicas, la Zona de Mariel ya cuenta con una moderna terminal de contenedores, ferrocarril, almacenes y centro de negocios.
Por supuesto, le restan obras por acometer, pero una parte del enclave acoge los planes inicialmente aceptados que, como los que se estudian, buscan tecnologías de avanzada y ampliar mercados de exportación.
Con 19 empresas aprobadas y siete en operación, la Zona económica con fines especiales ubicada en la occidental provincia cubana de Artemisa pretende sustituir importaciones, acceder a financiamiento externo y crear nuevas fuentes de empleo.
Los directivos buscan igualmente captar métodos gerenciales modernos y mayores ingresos a partir de encadenamientos productivos con objetivos de la economía doméstica.
Para quienes esperan por los frutos de tan colosal núcleo comercial e inversionista resultó estimulante la apertura de la construcción de nuevas fábricas dentro de la zona que, como las restantes, aportarán bienes y servicios vitales para Cuba.
Los ejecutivos de las empresas, de carácter mixto o ciento por ciento con capital extranjero, tendrán incentivos especiales en los ámbitos fiscales y laborales.
En días recientes se reportó el comienzo de los movimientos constructivos de una planta productora de cigarrillos y de otra con vistas a aportar renglones de aseo personal.
Brascuba, empresa mixta conformada en mil 995 por la brasileña Souza Cruz y la cubana Tabacuba, espera triplicar sus entregas de cigarrillos, que hoy llegan a 4 mil millones anualmente, cuando la nueva instalación concluya en 2018 tras invertir 100 millones de dólares.
Igualmente se puso en marcha la edificación en el Mariel de la primera fábrica de Unilever Suchel, una unión entre esas dos empresas holandesa y cubana para la entrega de renglones de aseo personal.
Se trata de solo dos de las propuestas aceptadas por los ejecutivos de la demarcación económica después de atender propuestas de más de 400 empresas de más de 30 países.
Entre las candidatas a iniciar el levantamiento de sus capacidades logísticas figuran las plantas de detergente y de pañales desechables, pertenecientes a la empresa vietnamita Thai Binh, aunque en el caso de la última contará con capital mixto cubano.
Sin parar las máquinas para extender las facilidades operacionales, la Zona Especial de Desarrollo de Mariel fomenta la inversión extranjera en la economía y ayuda a diversificar las relaciones comerciales de Cuba.