En las honras fúnebres rendidas recientemente al líder histórico cubano Fidel Castro en un acto multitudinario en la habanera Plaza de la Revolución,  destacó la presencia de una nutrida representación de Namibia.

Encabezado por el presidente Hage Gottfried Geingob, el grupo que viajó a despedir al amigo Fidel Castro desaparecido físicamente, estaba integrado por el primer presidente Sam Nujoma, altos oficiales del ejército y sobrevivientes de la matanza de Cassinga, perpetrada por racistas sudafricanos.

De esa forma los namibios querían expresar las condolencias y patentizar la entrañable amistad que los unió a Fidel Castro, quien como presidente otorgó becas gratuitas a niños huérfanos del austral país.

El sentimiento de gratitud y respeto hacia el guía de la Revolución es muy extendido en el llamado continente negro, escenario de la depredación colonial y de las transnacionales, en contraste con el internacionalismo ejercido por los cubanos.

Trazada por el líder recientemente fallecido, la política exterior de Cuba ha tenido la solidaridad como pilar y en relación con África se concretó desde épocas tempranas, como la década de los años 60 del siglo pasado, con la asistencia a los revolucionarios argelinos.

El autor del alegato “La historia me absolverá” fue promotor del apoyo a otros movimientos independentistas y estratega de la campaña para impedir que las tropas del régimen sudafricano ahogaran a la Angola independiente.

A solicitud del líder Agostinho Neto, los soldados cubanos ayudarían a los angoleños a salvaguardar su independencia hasta la estrepitosa derrota del ejército de Pretoria, apoyado por Occidente, en la suroriental región de Cuito Cuanavale.

En su discurso en la occidental provincia de Matanzas en 1991, el líder sudafricano antiapartéid Nelson Mandela reafirmó su amistad con Fidel Castro y expresó: “Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan”.

Para los cubanos, cumplir misiones en aquellas tierras lejanas, como militares o civiles, constituyó un deber, pues la historia nacional está ligada a la impronta de las tradiciones africanas.

Es oportuno recordar que la colaboración cubana con África sobresale en la rama civil, en especial la salud. La primera asistencia a África después de 1959 se concretó en Argelia en 1963 con el envío de médicos y después continuó hasta el presente, con destaque en el enfrentamiento a la mortal enfermedad del ébola, en 2015.

Si los cubanos son muy apreciados en África, como testimonian líderes del continente, es porque el germen de la aproximación fue sembrado por Fidel Castro.