por Guillermo Alvarado

El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó ya a desplegar sus primeras medidas que señalan el carácter de su futura administración y hay algunas de ellas que se caracterizan por alguna sutileza, pero también por un tono marcadamente xenófobo y antiinmigrante.

Se esperaba, porque lo anunció bastante, la salida del país norteño del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, TPP, por sus siglas en inglés, y este lunes firmó la orden ejecutiva para consumar dicha acción, que será seguida por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, aplicado con Canadá y México desde el 1 de enero de 1994.

Trump nunca dio lugar a duda alguna de su disposición de aplicar el proteccionismo para estimular la decaída economía y crear puestos de trabajo, una oferta que le valió no pocos votos entre los millones de desempleados.

Otras señales menos estruendosas, pero quizás más preocupantes, comenzaron a aparecer al nada más ocupar la presidencia en sustitución de su predecesor, Barack Obama, y entre ellas figura la desaparición, simple y llana, de la versión en español de la página web de la Casa Blanca.

Esto llama poderosamente la atención porque se trata de un país donde hay 55 millones de ciudadanos de origen hispano. De hecho es el segundo país, después de México, donde más se utiliza el español, idioma desterrado ahora de la sede del ejecutivo.

Aunque a las nuevas autoridades no les guste esta idea, Estados Unidos es un país multiétnico, pluricultural y multilingüe, que se forjó con el trabajo y el sacrificio de millones de personas que arribaron de todos los puntos cardinales, unos por voluntad propia y otros a la fuerza, como los esclavos africanos

En este sentido es un símbolo de menosprecio sustituir de golpe una página oficial en la segunda lengua más hablada y representa un presagio poco halagüeño de lo que pueden esperar en el futuro inmediato las minorías étnicas.

Como dijo Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, es un gesto poco digno de un presidente de Estados Unidos, que lastima al 18 por ciento de los habitantes del país.

También preocupa que en la página en inglés de la Casa Blanca, que se mantiene por supuesto, haya desaparecido toda mención al tema del cambio climático y la lucha contra el calentamiento global, lo que pone de relieve cuál será el lugar que estas cuestiones ocuparán en la agenda del gobierno.

En un mundo que aspira a ser amplio y diverso, donde hay voluntades dispuestas a luchar por la integración en la diversidad, donde ya está claro que a menos que cambiemos los patrones de producción y consumo, no tendremos ninguna herencia que dejarle a nuestros hijos o nietos; en un mundo, en fin, que debe acoger a todos los mundos, el presidente Donald Trump comenzó a dar señales de su empeño por ir, sencillamente, en el sentido contrario a buena parte de la humanidad.