por Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está demostrando su capacidad casi infinita de tropezar muchas veces con la misma piedra, esto es hacer declaraciones precipitadas y sin fundamentos, o tomar iniciativas apresuradas que después chocan con dureza contra la realidad y aumentan el descontento con su gestión.

Varios ejemplos ocurrieron en los últimos días, uno de ellos tras la publicación de un informe de la Oficina de Presupuestos del Congreso que demuestra los peligros del proyecto del jefe de la Casa Blanca de desmontar las reformas hechas al sistema de salud por su antecesor, conocidas como Obamacare.

Dice la entidad que de llevarse a cabo la contrarreforma de Trump unos 14 millones de estadounidenses perderán su seguro médico el año próximo y para el 2026 la cifra llegará hasta 24 millones, lo que equivale a un desastre social.

Recordemos que Barack Obama obligó a las compañías aseguradoras a dar servicios a todas las personas que lo soliciten, aún aquellas con padecimientos crónicos, como obesidad, diabetes o con diagnóstico de cáncer, que usualmente eran declaradas no elegibles por los elevados costos de su tratamiento.

Trump aseguró que esto causa pérdidas a las empresas, incrementa los precio de los seguros y eleva los gastos del Estado y propuso una enmienda, que se discute en la Cámara de Representantes.

Esta iniciativa, sin embargo, además de la oposición de los demócratas tiene la de hospitales, médicos e incluso de algunos republicanos.

Tras la difusión del informe, el rechazo se extenderá y podría convertirse en un revés legislativo o afectar a los conservadores en la elecciones parciales de 2018.

Este no es el único problema que le surgió a Trump. ¿Recuerdan ustedes que hace pocos días acusó a Obama de haber ordenado espiar sus comunicaciones durante la campaña electoral?.

Pues bien, ahora la misma Casa Blanca ha declarado que no existe prueba alguna de que esa acción haya ocurrido en realidad. La asesora presidencial Kellyanne Conway declaró a la prensa que si bien hay una investigación en el Congreso, ella no posee evidencia alguna al respecto.

La señora Conway causó hilaridad el domingo anterior cuando afirmó que hay muchas formas de espiar a alguien y mencionó el potencial uso del horno de microondas para esta actividad.

Dos altas figuras del partido Republicano dieron la espalda a Trump en este tema. El excandidato presidencial John McCain dijo que éste debía presentar pruebas para sustentar sus acusaciones o retractarse públicamente, en tanto el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, al ser preguntado si tenía razones para creer en la posibilidad de una intervención telefónica al entonces candidato a la Casa Blanca, respondió con un categórico “no”.

El presidente de Estados Unidos no es afecto a las cosas de origen hispano, pero hay un refrán, posiblemente de raíz andaluza, que podría suavizarle su tarea si lo pone en práctica: en boca cerrada, señor Trump......