Por María Josefina Arce.
Una gran controversia ha despertado en la sociedad norteamericana el proyecto de presupuesto del presidente Donal Trump. Más dinero para gastos militares y menos para los más pobres esa es la esencia de la propuesta.
La Casa Blanca alega que su plan de presupuesto busca poner de nuevo a Estados Unidos en marcha hacia una economía sana, pero lo cierto es que son muchos los detractores, pues en su opinión, se afectará a los menos favorecidos.
Por demás, son varios los economistas que califican de fantasioso el argumento del gobierno y afirman que son muchos los factores necesarios para un crecimiento económico como el que aspira el presidente.
De hecho prevé recortes millonarios al programa de sanidad pública Medicaid durante un período de diez años, lo que podría privar de cobertura sanitaria mínima a unos 10 millones de personas de bajos ingresos, sobre todo a las minorías étnicas.
También están contemplados recortes a los cupones para alimentos que alcanzarán 193.000 millones de dólares en la próxima década, más de 25%, y se aplicará mediante una reducción al acceso y un aumento de los requisitos laborales.
Este programa beneficia en la actualidad a 42 millones de personas.
Recuerdan los analistas que la reducción a los cupones para alimentos es varias veces mayor que las intentadas por los republicanos en la Cámara de Representantes hace algunos años y representa el grueso de una propuesta por 274.000 millones de dólares en 10 años dentro de la llamada revisión a la asistencia social.
La propuesta no ha sido bien acogida por todos los congresistas, incluso dentro de las filas de partido Republicano son varios los que cuestionan el plan de presupuesto para el 2018 y en especial, este aspecto.
Por ejemplo, algunos republicanos en el Senado se oponen a un recorte tan drástico en los beneficios médicos y sociales para una parte significativa de la población: más de 74 millones de personas dependen del Medicaid, uno de cada cinco estadounidenses.
Defensa logra el mayor incremento de recursos de la última década, un diez por ciento, con la amenaza del terrorismo como argumento, y la pretensión de Trump de que Estados Unidos debe volver a ganar guerras.
También se ve notablemente reducido el fondo destinado a la Agencia de Protección Medioambiental, en un 31 por ciento, lo que no asombra dada las opiniones del presidente sobre el cambio climático que ha llegado a calificar como una invención de China.
Los programas agrícolas será otros de los afectados por los recortes planeados por Trump. "Creemos que está equivocado", dijo el representante Mike Conaway, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Representantes.
"La producción agrícola está en su peor caída desde la depresión, con un desplome del 50% en los ingresos netos de los productores. Ellos necesitan esta red de seguridad", añadió el representante republicano por Texas.
Lo cierto es que la batalla en el Congreso por aprobar el presupuesto fiscal para el 2018 no se avizora nada fácil. Aunque el órgano legislativo esté dominado por los republicanos son muchos tanto del Partido gobernante como entre los demócratas que ven demasiadas grietas y un gran costo para los sectores menos favorecidos en el proyecto del presidente.