por Nicanor León Cotayo
Otro analista de una publicación ultraderechista de la Florida, esta vez Guillermo Descalzi, formuló una dura crítica al presidente Donald Trump. Lo hizo en las páginas del Nuevo Herald y giró alrededor de su discurso en Miami donde el viernes último introdujo cambios en su trato hacia Cuba.
Descalzi comenzó escribiendo, falta unión, lógica, amabilidad y generosidad en nuestra política, comercio y sociedad.
Luego trituró al Congreso de Washington cuando dijo que la mayoría de sus integrantes dice trabajar por la nación, “pero no es así”.
Y argumentó, primero luchan por sus puestos, luego su partido, tercero por derrotar a los ‘demás’, cuarto con ideas banales para desviar la atención.
Quinto, siguió apuntando, por su bienestar, sexto para ‘quedar bien’, séptimo para convencer.
“Hay desvarío,” añadió Guillermo Descalzi, cuando quien le impuso sacar a James Comey de la jefatura del FBI ahora lo investiga por hacerlo”.
A continuación manifiesta que en la Casa Blanca hay un presidente que tan pronto los apoya como se tira contra ellos.
Pero el criterio de más alto voltaje del articulista viene al escribir que “Trump está resquebrajando su propio piso” con actitudes nixonianas.
Llega a decir que la cercanía al presidente es peligrosa y sus allegados más cercanos empiezan a protegerse.
Incluso Pence, su segundo al mando, ha contratado un abogado para que defienda sus intereses.
Descalzi comenta, si el vicepresidente de Estados Unidos hace eso, imagínense como estarán los demás.
Luego cita el ejemplo de la tan mencionada reforma médica, cuyo texto no han visto los demócratas y solo algunos republicanos.
Y a manera de cierre el analista plantea: Trump endureció la política hacia Cuba por violación de los derechos humanos.
También ordenó hacer más esfuerzos para ampliar el acceso a la Internet en la isla.
Aunque positivo se trata de una acción enfilada a complacer a sus votantes cubanos en la Florida.
Si fuera una decisión de principio, estima Descalzi, también endurecería nuestra política hacia Arabia Saudita, donde los derechos humanos son violados.
Pero no hay un exilio árabe saudita al cual agradar aquí, donde se trata de buscar dinero, y ellos tienen mucho en estos lares.
Algo parece objetivo, los cambios que Trump impuso a la política hacia Cuba no han podido aterrizar suavemente, ni lo harán.
Ello, mientras su Administración continúa salpicada de variadas y molestas incertidumbres.
(CubaSí)
Trump: Engorda oposición a su política “cubana”
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