por  Nicanor León Cotayo

Donald Trump acaba de autorizar el suministro a ese cuerpo represivo de poderosas armas y lanza granadas. Lo anunció este lunes su secretario de Justicia, Jeff Sessions, durante una convención de la Orden Fraterna de la Policía.

Al informarlo, un cable de la Associated Press (AP) subrayó que el hecho tuvo lugar en medio de “aplausos estruendosos”.

Según la misma fuente, Trump eliminará disposiciones de Barack Obama que reducen capacidad militar de esos uniformados.

 Un periodista de AP, Sadie Gurman, vaticinó la salida adelante del nuevo proyecto castrense, pese a temores de que cuando surjan protestas, se agraven las tensiones.
         
El plan “asegurará que ustedes pueden recibir el equipo necesario para hacer su trabajo”, dijo Sessions.

Junto a lo dicho se agregó que el aparato policial tendrá  acceso, entre otras cosas, a uniformes de camuflaje, chalecos antibalas, y escudos antimotines.

Los cambios forman parte de una agenda concebida por Trump y Sessions que respalda aún más a sus agentes locales.

Distintos grupos han hecho constar preocupaciones sobre la militarización de la policía, aunque otros lo han considerado necesario.
 
Pero, anécdotas al margen, ¿qué significa este nuevo episodio?

En primer lugar, que la jefatura de Washington olfatea más resistencia social y se dispone  a oprimirla.

Tiempos por venir lo negarán o, casi seguro, corroborarán.

(CubaSí)