Por: Guillermo Alvarado

Decenas de miles de indígenas Colombianos marchan este lunes en distintas ciudades del país sudamericano para exigir el respeto a sus derechos, el cese de la represión y que se tomen en cuenta sus demandas en la implementación de los acuerdos de paz firmados entre el gobierno y las exinsurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo.

El Consejo Regional Indígena del Cauca, una de las organizaciones que convocaron a la protesta, aseguró que a pesar de las palabras de buena voluntad del presidente Juan Manuel Santos, la realidad es que las violaciones a las garantías fundamentales de este sector de la población son cada día más grandes y las autoridades insisten en criminalizar las demandas y perseguir a sus líderes.

Unos 30 dirigentes de las comunidades originarias fueron asesinados en lo que va de este año y la mayoría de los casos permanecen sin esclarecer, a pesar de que las evidencias apuntan a la acción de fuerzas del orden o de grupos paramilitares.

En una demostración de valor cívico, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, que en estos momentos mantiene una tregua bilateral con el gobierno colombiano, admitió su responsabilidad en un complejo incidente que causó la muerte del gobernador indígena Aulio Isarama Forastero en el departamento del Chocó.

En un comunicado el ELN pidió perdón a los familiares de Isamara Forastero y a toda la sociedad colombiana y aseguró que en ningún momento se impartieron órdenes para atentar contra la integridad física de la víctima.

Fuera de este lamentable caso, hasta el momento el silencio rodea las muertes de otros dirigentes y líderes comunitarios, algunos de los cuales habían denunciado recibir amenazas sin que se tomaran medidas para garantizar su protección.

Luis Fernando Arias, consejero de la Organización Nacional Indígena, denunció que existe un ambiente generalizado de violencia sistemática contra las comunidades autóctonas, que figuran entre las principales víctimas del prolongado conflicto armado de más de medio siglo.

Grandes grupos debieron desplazarse de su lugar de origen cuando terratenientes, con el apoyo de milicias armadas irregulares a su servicio, se apoderaron de grandes extensiones de tierras ricas por su potencial para la producción agrícola o la explotación de recursos minerales.

Recientes intentos por revertir este despojo han dado lugar a la acción violenta del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD, que hace unos días provocó graves lesiones a menores de edad y mujeres embarazadas que participaban en manifestaciones para reclamar tierras y trabajo.

En el municipio del Coconuco, oriente del Cauca, disparos del ESMAD contra pobladores causaron la muerte de la periodista indígena Efigenia Vásquez, lo que incrementó la indignación popular.

Las marchas a lo largo de esta jornada pretenden dejar el mensaje de que ninguna paz será posible en Colombia, mientras las comunidades originarias sean víctimas de la represión, el olvido o el despojo de su principal riqueza, la tierra. FIN