Aumenta el sobreconsumo de opioides Estados Unidos

Edited by Maite González Martínez
2017-11-02 07:45:49

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Por: Roberto Morejón

La sociedad estadounidense suele debatir sobre terrorismo e inmigración, sin que la adicción a las drogas llegue a ocupar planos de atención, como si NO lo ameritara, por ejemplo, el sobreconsumo de opioides, incluyendo la heroína.

Una investigación del diario The New York Times reveló en junio que la cifra oficial de muertes causadas en 2016 por sobredosis de narcóticos llegó a 65 mil personas, en contraste con las poco más de ocho mil 400 en mil 990.

Otras fuentes denunciaron que en los últimos tres años las muertes anuales por altas dosis de estupefacientes ganaron la delantera a los fallecimientos por arma de fuego reportados en el pico de los años 90 del siglo pasado.

Las estadísticas hablan además de un auge inusitado del consumo de opiáceos, término referido a los alcaloides presentes en el opio y que engloba también a la heroína.

Dieciocho personas de cada 100 mil han muerto en 2017 por sobredosis de ese tipo de sustancias mientras que tres años antes eran 14.

Con anterioridad, las autoridades médicas alertaron infructuosamente sobre el repunte de la heroína en los hábitos de ciertas capas de estadounidenses, sobre todo blancos pobres, deprimidos por sus quebrantos económicos.

No les faltaba razón, aunque los ignoraron. El uso de la heroína en Estados Unidos aumentó 5 veces en la última década y la dependencia se hizo más marcada, en parte, por el consumo abusivo de medicamentos opioides con receta médica.

El uso desmedido de medicamentos y otros productos opioides ha llegado a un nivel que el presidente Donald Trump declaró la fase de emergencia de salud pública.

Al menos el gobernante admitió que su país es el que más analgésicos opiáceos ingiere en el mundo, pero a renglón seguido buscó en el exterior las causas del fenómeno, al acusar a México y China.

El magnate justificó entonces la construcción del oneroso muro que él defiende en el límite con México para impedir la llegada de inmigrantes latinoamericanos.

O sea, de forma oportunista, Trump utilizó un problema real como los opioides para calzar sus planes aislacionistas.

Lo cierto es que el inquilino de la Casa Blanca NO destinó nuevos fondos a la erradicación de un mal público como prometió.

Sus críticos ponen en duda un freno de la adicción a los analgésicos con receta que lleva a saltar después a la heroína, más barata en el mercado negro.

El gobierno estadounidense pasa una vez más por alto que solo cuando baje la alta demanda de drogas en el Norte industrializado a partir de un incremento de la prevención, se resolverán los problemas de producción y tráfico de estupefacientes en las naciones del Sur empobrecido. FIN



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