Por: Roberto Morejón

La embajadora estadounidense en la ONU, Nikki Haley, destacó recientemente con altanería lo que llamó compromiso de su país con la defensa de los derechos humanos en el mundo, como si la ejecutoria citada fuera impecable.

Es cierto que en el país norteño pocas veces se detienen a analizar las transgresiones de las prerrogativas ciudadanas cometidas internamente o por sus fuerzas militares en el exterior.

Pero ignorarlas o rehuir el debate NO borra las huellas de los ultrajes, como los cometidos durante las invasiones a Afganistán e Irak, por solo hablar de tiempos recientes.

Las administraciones de Barack Obama y Donald Trump NO ordenaron procesar a los responsables por las torturas aplicadas en los campos de concentración en Irak en la etapa de George W. Bush.

Pesquisas sofisticadas también se pusieron en práctica para perseguir a terroristas sospechosos o presuntos colaboradores, sin que los tribunales pudieran atajar el desafuero contra la privacidad ciudadana.

El mismo gobierno que mantiene abierto un campo de prisioneros en la base naval de Guantánamo donde se torturó a detenidos, ordena bombardear zonas pobladas de Siria, con el pretexto de combatir el terrorismo, sin la anuencia de Damasco.

Un informe publicado por China indica que desde agosto de 2014 hasta diciembre de 2016, el país norteño lanzó más de siete mil ataques aéreos en Irak y más de cinco mil en Siria, con un número estimado de muertes civiles de entre 4 mil y 6 mil.

En el Hemisferio Occidental, el presidente Donald Trump impulsó la persecución de inmigrantes sin papeles, los fuerza a la diáspora y acelera el financiamiento de un muro en la frontera con México violatorio de la dignidad del Hombre.

También son atropellos de los derechos de las personas fomentar una política de odio, a favor de la supremacía de una raza sobre las restantes y contra el islamismo.

Nada hace el actual inquilino de la Casa Blanca por atajar la negativa tendencia de los policías estadounidenses blancos de disparar sus armas ante el menor movimiento de personas de piel negra.

Según informes de expertos, en Estados Unidos se registran alarmantes casos de antagonismo racial en el sistema judicial, antesala de la mayor existencia de prisioneros afrodescendientes que purgan condenas más extensas en comparación con los blancos.

Nada de este historial, que forma parte de un prontuario extenso, importa a la embajadora Haley, quien subrayó en la ONU que mientras su país sea miembro defenderá el respeto de los derechos humanos que los demás Estados se comprometieron a proteger.

Estados Unidos también suscribió ese compromiso, pero lo incumple con frecuencia dentro y fuera de su territorio. FIN