Por María Josefina Arce (RHC)

Mientras Estados Unidos persiste en su fallida y obsoleta política hacia Cuba, el pueblo norteamericano mantiene su interés de incentivar las relaciones entre las dos naciones.

Es así que por estos días, en La Habana, médicos cubanos y estadounidenses han intercambiado criterios y experiencias sobre la urología.

La capital cubana acogió por primera vez la Asamblea anual de la Academia Americana de Urología, en una muestra del respeto hacia los notables avances de la Mayor de las Antillas en esa esfera.

Los especialistas norteamericanos participantes destacaron el elevado nivel científico de sus colegas cubanos. En ese sentido el doctor Mitchell Benson, presidente de la Sección de Nueva York de la Academia Americana de Urología, afirmó que no obstante las limitaciones económicas, los urólogos cubanos están calificados a nivel mundial, tienen muchos conocimientos y aplican métodos novedosos.

El destacado profesional norteamericano se refirió a los obstáculos que crea el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba, pues los cubanos no tienen acceso a los equipos que existen en Estados Unidos.

De hecho para los expertos los principales desafíos que enfrenta el desarrollo de la urología en nuestro país están relacionados con la utilización de las nuevas técnicas y procedimientos quirúrgicos, que permiten humanizar más las cirugías y hacerlas cada vez menos invasivas.

No obstante, los profesionales del archipiélago han sabido sortear esos escollos para brindar una mejor calidad de vida a las personas que presentan dolencias renales y del aparato urinario.

Desde hace algunos años se practican en este campo cirugías de mínimo acceso, al tiempo que se trabaja en la cirugía conservadora de nefronas, que consiste en quitar la parte dañada del riñón y no el órgano completo. Esto permite que el paciente llegue a una edad avanzada, sin la posibilidad de que se le presente una insuficiencia renal.

En Cuba también se realizan con éxito los trasplantes renales. Cerca de seis MIL se han efectuado en todo el país desde que comenzó a aplicarse este proceder en febrero de 1970, la mayoría de los cuales se hizo a partir de un donante cadáver.

Con este procedimiento se busca mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren insuficiencia renal crónica, una enfermedad que en los últimos tiempos se ha incrementado de manera considerable en todo el mundo, de lo cual Cuba no es una excepción.

Es bueno destacar que aún con las limitaciones y pérdidas económicas que conlleva el bloqueo, en Cuba se realiza de manera gratuita el trasplante, que en otro país del mundo puede costar al enfermo unos 750 000 dólares.

Alta es la supervivencia de los pacientes sometidos a este tipo de intervención quirúrgica, pues además del alto profesionalismo de los médicos, el gobierno cubano invierte 5 millones de dólares anuales en la adquisición de inmunosupresores para garantizar el éxito de la operación y la recuperación de los enfermos que reciben los beneficios de manera gratuita.

Gracias a la voluntad política del gobierno cubano y al compromiso de los profesionales de la salud, Cuba muestra hoy avances concretos.

Para el doctor Gabriel Danovitch, profesor de la Universidad de los Angeles, Estados Unidos, el país caribeño debe estar orgulloso de sus loables resultados en los trasplantes renales, a pesar del bloqueo norteamericano y las limitaciones que implica.