Por Roberto Morejón (RHC)

La deprimida ganadería cubana recibe el beneficio de importantes inversiones, en la medida de los recursos limitados del país, para ampliar sus producciones, las que deben incentivarse con el aporte de conocimientos de personal entrenado en Uruguay.  

Como parte de su empeño por aumentar la producción de alimentos y sustituir importaciones millonarias, el Ministerio de la Agricultura incrementa el respaldo técnico a los territorios con el objetivo de perfilar proyectos productivos agropecuarios integrales.

Igualmente, la entidad estatal cubana eroga recursos para desarrollar el ganado mayor y menor, con particularidad en la oriental provincia de Camagüey, tradicional aportador de carne y leche, pero desde hace años con declive en las entregas.

Así fue en Cuba en general desde la pérdida de los socios habituales del antiguo campo socialista, de donde procedía gran parte de los ingredientes para la elaboración del alimento a las reses.

Las autoridades agropecuarias respaldan el crecimiento sostenible de la ganadería camagüeyana y por extensión de la vecina provincia de Ciego de Ávila.

Entre las metas priorizadas figuran desmontar extensiones de maleza indeseable, como el marabú, y cultivar hortalizas,  tubérculos y frutas.

En Camagüey aumentaron los centros de acopio de leche refrigerada, recuperaron en alguna medida los pastos y tratan de mejorar genéticamente los rebaños.

A los planes de fomento ganadero debe contribuir la valiosa cooperación de Uruguay, país conocido por su elevada tradición en la materia y la capacidad de aportar alimentos potencialmente para diez veces más que su población de tres millones de habitantes.

Para recibir una parte de los conocimientos atesorados por los técnicos del país sudamericano viajaron hacia allí una treintena de cubanos, en diversos grupos, ya de regreso después de calificarse en diversas técnicas y procedimientos de la industria láctea.   

Se trata de Diplomados de especialización dirigidos a técnicos cubanos como parte de los convenios de colaboración entre países hermanos que ven en la integración y los nexos Sur-Sur una fuente muy útil de beneficios para los pueblos.
 
Las autoridades cubanas buscan también nuevas fuentes de financiamiento para reactivar la ganadería y en esa dirección fue alentador un crédito de la Agencia Francesa para el Desarrollo, por casi 30 millones de dólares, a invertir en Camagüey.
 
Se espera que los planes de las autoridades locales, las inyecciones financieras y el trabajo de los técnicos graduados en Uruguay contribuyan al necesitado salto de la ganadería cubana para acortar la brecha entre las producciones y las necesidades.