Corea, razones para el optimismo

Edited by Lorena Viñas Rodríguez
2018-03-30 09:47:30

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Por: Guillermo Alvarado

Luego de un 2017 muy tenso en la Península de Corea, que pareció llevarnos a una guerra de grandes proporciones, incluso nuclear, los primeros meses de este año y sobre todo los últimos días han sido ricos en acontecimientos que permiten tener razones para el optimismo de que una solución negociada y pacífica es posible en esa convulsa región del planeta.

Justo cuando el lenguaje agresivo de algunos de los actores en este drama, en particular del imprevisible presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empujaba hacia la detonación del conflicto, el gobierno de la República Popular Democrática de Corea tomó la iniciativa para bajar la temperatura.

El deporte fue el vehículo adecuado para dar los pasos iniciales, que fueron aceptados de inmediato por Corea del Sur, y así ambos países desfilaron juntos, bajo una bandera simbólica, en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en la ciudad de Pyeongchang.

La ocasión fue propicia para un acercamiento de alto nivel que desembocó en el anuncio posterior de un encuentro entre ambos presidentes, Kim Jong-un, del norte, y Moon Jae-in, del sur.

Durante la semana los acontecimientos se aceleraron. Primero ocurrió una visita realizada con gran discreción de Jong-un a Beiging, donde se entrevistó con el presidente chino, Xi Jinping. Fue el primer viaje al exterior del líder norcoreano desde que asumió el cargo, y su destino encierra un gran simbolismo.

China y Rusia fueron factores fundamentales para mantener el equilibrio y evitar un desenlace violento en la península, sobre todo cuando Estados Unidos elevó el tono de sus agresiones más allá de lo permitido por el lenguaje diplomático

Pero lo más importante sin dudas ocurrió el jueves, cuando ambas partes anunciaron que la cumbre entre Kim Jong-un y Moon Jae-in se celebrará el 27 de abril en la zona sur del área fronteriza de Panmunjom.

Este será el tercer encuentro al más alto nivel entre los dos países desde que terminó la guerra, en 1953, y si da los resultados que esperamos pasará a la historia como el principio del fin de las tensiones en una península de clima helado, pero con temperatura política al borde de la ebullición.

De ser así, al presidente Trump no le quedará más remedio que actuar acorde con los nuevos tiempos cuando ocurra la reunión pactada con el jefe de Estado de Corea del Norte, prevista en principio para mayo.

Tampoco es de menor importancia la visita que finaliza este sábado a Pyongyang el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, quien abordó con las autoridades locales la colaboración para impulsar el deporte y la preparación de los atletas de cara a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.

Si bien quedan lugares de severa urticaria política y militar en este mundo, se trata sin duda de un suspiro de alivio, de una tregua que aspiramos a que sea paz definitiva para bien de los pueblos y, por qué no, para garantizar la supervivencia de nuestra especie. Que así sea.



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