Por María Josefina Arce.
Funcionarios, turistas, directivos de agencias de viajes y hasta senadores norteamericanos coinciden en destacar que Cuba es un país seguro. Nadie que haya viajado por trabajo o para vacacionar ha manifestado que haya tenido en el archipiélago algún problema de seguridad, trato o salud.
Sin embargo, elementos que intentan dañar el acercamiento que a raíz de la administración del presidente Barack Obama experimentaron Estados Unidos y Cuba se empeñan en asegurar que personal de ese país norteño acreditado en La Habana ha sufrido lo que califican de ataques sónicos.
Luego de meses de investigaciones y varios viajes a la capital cubana, el Buró Federal de Investigaciones, de Estados Unidos, no encontró prueba alguna de los supuestos incidentes contra el personal diplomático estadounidense en Cuba.
No obstante, el gobierno del presidente Donald Trump tomó medidas unilaterales y retiró a la mayor parte de sus diplomáticos de la Mayor de las Antillas, paralizando el procesamiento de visados en La Habana. Asimismo, expulsó a 17 funcionarios cubanos en Estados Unidos.
Por demás en septiembre pasado el Departamento norteamericano de Estado emitió una advertencia de viajes, que niega a los norteamericanos ejercer su derecho constitucional de viajar a la nación caribeña.
Ahora se conoció que Canadá retirará en las próximas semanas a los familiares de sus diplomáticos en La Habana mientras investiga los síntomas y una nueva lesión cerebral como posible consecuencia de los supuestos ataques sónicos, reportados en 2017.
Cuba reiteró que la rigurosa investigación realizada por un grupo de expertos de alta calificación no encontró ni la más mínima evidencia que explique los padecimientos reportados por diplomáticos de Canadá, ni indicios de que presuntos ataques o incidentes de algún tipo hayan ocurrido en territorio cubano.
Una declaración de la cancillería cubana afirma que Cuba respeta la decisión del gobierno de Canadá, aunque la considera carente de justificación.
De hecho unos dos mil cubanos, incluyendo a los más prestigiosos científicos del país, estuvieron involucrados en las investigaciones, durante las cuales se examinaron las habitaciones de hoteles donde vivía personal de la embajada estadounidense, las casas e incluso el vecindario donde están ubicadas.
Se entrevistaron a residentes cubanos de la zona, se realizaron docenas de exámenes médicos para ver si otras personas fuera del cuadro diplomático se vieron afectadas, y se analizaron muestras de aire y suelo e incluso a los insectos de la zona.
Cuba efectúo un exhaustivo estudio para encontrar las posibles causas de los supuestos ataques sónicos, que muchos aseguran fue un pretexto empleado por Estados Unidos para entorpecer la normalización de las relaciones diplomáticas con La Habana y recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero.
Cuba enfatizó que continuará trabajando constructivamente con Canadá para encontrar explicaciones a esos hechos, al tiempo que reiteró que el archipiélago es un lugar seguro, estable y saludable para sus habitantes y los millones de turistas, incluidos los canadienses, que lo visitan cada año y donde está garantizada la protección del personal diplomático de todos los países, sin excepciones.
