Por: Maria Josefina Arce

La OEA, Organización de Estados Americanos, vuelve a confirmarse como un instrumento injerencista y servil a los intereses de Estados Unidos. El bloque hemisférico ha ido contra todo gobierno que se distancie de los dictámenes imperialistas y se ha inventado excusas para campañas mediáticas contra esas naciones.

La experiencia ya se vivió en la década del sesenta del siglo pasado contra Cuba. La naciente revolución cubana no era bienvenida en el circulo de naciones que solo buscaban contentar al poderoso vecino del Norte.

Con dignidad y soberanía la pequeña nación resistió embates y por supuesto, que tampoco quiso ocupar un lugar en un mecanismo que no respeta las decisiones de los pueblos, Ahora la agresión es contra Venezuela, que también ha dado muestras de su fuerza y resistencia.

La OEA busca expulsar al país sudamericano, alegando falta de democracia y calificando de fraudulentos los comicios generales del pasado 20 de mayo, que contó con la presencia de observadores internacionales.

El bloque hemisférico desconoce la voluntad de los venezolanos que en las urnas reeligieron al presidente Nicolás Maduro con 68 por ciento de los votos.

Desde que en 1999 triunfara la Revolución Bolivariana la OEA, dominada por Washington, se ha dedicado a atacar a Venezuela e intentar desvirtuar sus avances sociales y económicos.

Ahora una vez más y en contubernio con los países miembros del llamado Grupo de Lima la OEA ha aprobado una resolución, presentada por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, México y Perú, que prepara la eventual suspensión de Caracas de ese organismo internacional y declara ilegítima la reelección de Maduro.

El canciller venezolano, Jorge Arreaza, preguntó '¿Cómo nos van a suspender de donde ya nos fuimos?'. Venezuela está de salida', enfatizó el jefe de la diplomacia.

Ya en abril del año pasado Caracas emprendió el proceso de renuncia a la Organización de Estados Americanos, un protocolo que tarda 24 meses en hacerse efectivo, al considerar con toda razón que en el seno del organismo se han violentado los principios de soberanía, no intervencionismo, multilateralismo e igualdad de los Estados.

Triste y lamentable la actuación de la OEA que bajo las directrices de Estados Unidos solo se preocupa por agredir a gobiernos que no son afines a sus intereses, dejando de lado el derecho internacional y la voluntad de los pueblos y abriendo las puertas a la intervención en otras naciones.