Por: María Josefina Arce

Organismos y entidades internacionales entregan regularmente diversos premios o distinciones a personas, instituciones, comunidades o ciudades que resaltan por su quehacer en las distintas facetas de la vida como la cultura, la educación o el cuidado del medio ambiente.

Es así que son varias las urbes del mundo que han recibido de la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el Premio para la Ciudad del Aprendizaje por los avances excepcionales para mejorar las oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para sus habitantes.

La designación como Capital del Libro es otro reconocimiento que concede la UNESCO y busca destacar el mejor programa dedicado a los libros y la lectura.

Cuba también cuenta con ciudades que han sido distinguidas por entidades internacionales. En 2016 por ejemplo, la Habana fue reconocida como Ciudad Maravilla, al ser elegida por miles de personas de todo el mundo en el tercer concurso anual que convoca la fundación suiza New7Wonders, por su atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente y el carisma y jovialidad de sus habitantes.

Ahora Trinidad se acaba de sumar a urbes de China, la India, Chile y Dinamarca, entre otras, que ostentan la condición de Ciudad Artesanal, una distinción que reconoce como la tercera villa fundada por los colonizadores españoles en Cuba ha mantenido viva diversas actividades manuales.

Esta distinción, otorgada por el Consejo Mundial de Artesanía, confiere un mayor renombre a una ciudad que es Monumento Nacional y que en la década del ochenta del siglo pasado fuera, junto al Valle de los Ingenios, considerada como Patrimonio de la Humanidad.

Trinidad es conocida en el mundo y son muchos los turistas que anualmente la visitan, pues su Centro Histórico Urbano constituye hoy uno de los conjuntos más notables de Cuba y de América Latina, donde sobresalen, tanto los elementos arquitectónicos, como los urbanos; su trazado irregular, sus plazas y sus calles empedradas.

Con la distinción de Ciudad Artesanal se destaca también el trabajo de las autoridades y de los cultivadores de sus tradiciones como el bordado y la cerámica, quienes las han mantenido vivas y además, han buscado fomentar su práctica.

La larga historia de esta manifestación convierte a la singular localidad en referencia a nivel de país y en un ejemplo para muchos pueblos de América.

En la visita que efectuaran en el pasado mes miembros del Consejo Mundial de Artesanías a dicho municipio sureño espirituano, el uruguayo Alberto de Betolaza, presidente para América Latina de esa organización, apuntó que resulta sui géneris cómo en la llamada Ciudad Museo del Caribe se mantienen vivas las confecciones de manualidades de antaño.

Los expertos visitaron entre otros sitios, el taller de la familia Santander, vinculada durante generaciones a las labores de alfarería, así como la galería de la pintora Yudit Vidal Faife, reconocida por su trabajo con artesanas bordadoras.

Esas expresiones son el modo de subsistencia de varias generaciones de trinitarios, quienes, en su mayoría, se han nutrido de los conocimientos de colectivos formados para enseñar estas artes manuales, que reflejan la esencia de una ciudad que mantiene viva su identidad.