Por: María Josefina Arce.
El partido demócrata logró retomar el control de la Cámara de Representantes en las llamadas elecciones de medio termino efectuadas este martes en Estados Unidos, y cuyo resultado más evidente es la alta polarización que existe en la sociedad norteamericana, bajo la presidencia de Donald Trump.
A partir de enero se experimentará entonces un cambio en la dinámica política del país, pues se ha puesto fin al control casi total que tenían los republicanos, que dominaban las dos cámaras del Congreso y la Casa Blanca. Ahora la agenda legislativa del presidente Donald Trump enfrentará serios obstáculos para ser aprobada.
Los demócratas igualmente tendrán la posibilidad de abrir investigaciones sobre temas candentes como la presunta complicidad entre la campaña presidencial de Trump y Rusia en 2016, o sobre las declaraciones de impuestos del presidente, al tiempo que estarán en posición de promover un juicio político en su contra.
Aunque el retorno de la Cámara de Representantes a manos del partido azul puede interpretarse como un voto de castigo contra Trump por su retórica agresiva y de odio, los resultados no fueron los deseados por los demócratas.
De acuerdo con los datos, los republicanos lograron añadir nuevos escaños a su mayoría en el Senado, al tiempo que senadores de esa organización cuyo asiento estaba en peligro en estados como Indiana, Missouri y Texas pudieron mantenerse gracias a la fuerte campaña que Trump hizo a su favor.
De hecho el presidente se volcó de lleno al proceso electoral, y centró su discurso en la inmigración, escogiendo como blanco la caravana de miles de inmigrantes centroamericanos que trata de cruzar México para llegar a Estados Unidos.
La agencia noticiosa Prensa Latina señala que como aspecto negativo para las aspiraciones de reelección de Trump está el hecho de que se confirmó que pierde apoyo en distritos suburbanos que contribuyeron a llevarlo a la presidencia en los comicios generales de 2016.
Interesantes han sido estos comicios que mostraron un amplio y variado abanico de candidatos muestra de los tiempos que vive Estados Unidos. Una gran diversidad de género, orientación sexual, raza y religión, sin precedentes hasta ahora, estuvo presente.
Incluso mujeres de origen latino, musulmán e indígena lograron asientos en el Congreso, al tiempo que un demócrata se convirtió en el primer candidato abiertamente homosexual en llegar a ser gobernador de un estado, en este caso Colorado.
En la campaña para los comicios de la víspera también estuvieron presente los brotes de odio. Un fanático de Trump fue arrestado el pasado viernes 26 de septiembre por el envío de paquetes bomba a varios políticos y otras figuras contrarias al discurso del presidente, y, al día siguiente, un radical antisemita realizó una matanza de 11 judíos en una sinagoga de Pittsburgh.
Un dato interesante es la alta participación que registraron estas elecciones, cuando la apatía es la que tradicionalmente define este tipo de proceso en Estados Unidos. El voto anticipado se disparó, más de 36 millones de personas ejercieron su derecho antes de la cita electoral y 30 estados informaron que habían sobrepasado el número total de sufragios por correo y en persona emitidos antes de las elecciones intermedias de 2014.
Los comicios de este martes dejaron bien clara la división que vive hoy la sociedad norteamericana, entre aquellos que apuestan por un presidente que proclama una mejoría económica del país, pero alienta el odio y la supremacía blanca y quienes dan su apoyo a los demócratas y a su agenda de mayor acceso a la salud y el control de armas.