Por María Josefina Arce
Hace casi 20 años muchos jóvenes latinoamericanos de procedencia humilde no podían ni imaginar que algún día verían materializado su sueño de convertirse en médicos. Hoy ya tienen su título y con lo aprendido pueden ayudar a sus compatriotas y garantizarles un derecho humano esencial: el acceso a la salud.
Pero ese sueño seguiría siendo una quimera sin el humanismo, la generosidad y la voluntad del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, quien ante el paso devastador en 1998 por Centroamerica de los huracanes George y Mitch comprendió la necesidad de ayudar a esas naciones no solo con el envío de brigadas médicas, sino con la formación y capacitación de recursos humanos para dar respuesta a los problemas de salud del área.
Nacería entonces en La Habana, en noviembre de 1999 la ELAM, Escuela Latinoamericana de Medicina, una iniciativa que ha marcado un antes y un después en el continente y que ha dotado a la región de especialistas con una alta profesionalidad y un gran sentido del deber y el humanismo.
En su perfil en la red social Twiter, el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, recordó las palabras de Fidel Castro cuando definió a los alumnos de la universidad médica como futuros apóstoles y creadores de un mundo mejor.
Este proyecto se iría extendiendo y hoy la ELAM forma a jóvenes de naciones de otras latitudes. Desde su creación, en sus aulas se han graduado 28 MIL 519 médicos de 105 países.
En la actualidad tiene una matrícula que sobrepasa los siete mil educandos, procedentes de 24 países, incluso de Estados Unidos.
Estos jóvenes a su regreso a sus países de origen desarrollan diversos programas de salud en zonas pobres, donde aplican los principios aprendidos, como la solidaridad, la prevención y el convertir en protagonistas a los propios habitantes de esos lugares.
La ELAM tiene un prestigio ganado, egresados de la institución socorrieron a las víctimas del devastador terremoto de enero de 2010 en Haití y posteriormente a los afectados por el cólera.
Igualmente han participado en la Operación Milagro, un programa gratuito de rehabilitación oftalmológica concebido por Fidel Castro y por el también fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, que sobrepasó la frontera de las dos naciones y hoy se extiende por todo el continente.
En el pesquisaje de personas discapacitadas llevado a cabo en varios países latinoamericanos y caribeños también dieron su valioso aporte médicos graduados en La Habana.
Como proyecto científico-pedagógico, la Escuela Latinoamericana de Medicina constituye en si misma una historia de confraternidad y solidaridad entre Cuba y países de todo el mundo, cuyos pueblos agradecen la oportunidad que con esta iniciativa le brindó Fidel Castro y la revolución cubana a miles de jóvenes pobres de ser médicos y consagrarse a la más hermosa de las profesiones: la de salvar vidas y dar esperanza.