La desestabilizadora presencia militar norteamericana en la península coreana

Edited by Maite González Martínez
2019-02-11 09:26:24

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Foto/HispanTv.

Por María Josefina Arce

Estados Unidos tiene una fuerte presencia en el este de Asia. Japón y Corea del Sur son las naciones que albergan una mayor cantidad de soldados norteamericanos y bases militares.

En territorio surcoreano el número de efectivos sobrepasa los 28 mil, mientras que los enclaves llegan a casi noventa, un panorama nada alentador cuando se han dado pasos para la estabilidad en la península coreana, que ha incluido el encuentro por primera vez después de 65 años de líderes de las dos naciones.

En abril del pasado año los presidentes de Corea del Sur, Moon Jae-in, y de Corea del Norte, Kim Jong Un, mantuvieron una histórica reunión, a la que sucedieron otras, en las que se dieron pasos sustanciales a favor de la paz.

Sin embargo, el gobierno de Seúl es partidario de mantener el despliegue estadounidense en su territorio, aunque durante su campaña electoral en 2017 el actual mandatario afirmó que habría que revisar los acuerdos con Estados Unidos.

La realidad es que la presencia estadounidense choca con el sentir de gran parte de la sociedad surcoreana que anhela vivir en paz con su vecina Corea del Norte.

Para muchos la continuidad en el país de las bases militares estadounidenses perpetúan un sentimiento de guerra y constituyen un elemento desestabilizador, nada compatible con la paz y seguridad que se busca.

De hecho el despliegue en territorio surcoreano de las baterías antimisiles del sistema THAAD provocó una serie de protestas y aún es manifiesto el rechazo en diversos sectores.

Los soldados de Estados Unidos en Corea del Sur por demás, también suponen una carga para la economía de esa nación asiática, que desde la década del noventa del siglo pasado comparte los gastos.

De hecho el último acuerdo sobre la distribución de los costos venció el pasado año, sin que ambas partes lograran renovarlo tras varios encuentros bilaterales.

Pero finalmente Seúl cedió y en los últimos días fue firmado un nuevo convenio. Ahora la presencia de las Fuerzas Armadas Estadounidenses en Corea del costará a Seúl 890 millones de dólares anuales, casi cuarenta millones más de lo que pagaba anteriormente.

La sociedad de la nación asiática desea que los efectivos norteamericanos regresen a Estados Unidos, opinan que no se puede construir la paz y un clima de mutua confianza con presencia militar extranjera en el país y armas estratégicas.



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