Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, demostró una vez más su frágil condición de estadista y la mirada superficial que da a problemas sensibles de hoy día, cuando por medio de un mensaje en las redes sociales expresó su apoyo a la soberanía de Israel sobre la meseta del Golán.

Se trata de una región que fue tomada por la fuerza por el ejército sionista, primero en la llamada guerra de los 6 días, en 1967, y completada en el enfrentamiento denominado de Yom Kipur, en 1973.

De acuerdo al derecho internacional, reconocido en la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, se trata de un territorio ocupado militarmente, pero Tel Aviv lo considera como zona en disputa.

Como quiera que sea, El Golán jamás formó parte del suelo israelí. Esta zona de unos mil 800 kilómetros cuadrados, que hace frontera con Israel, Líbano, Jordania y Siria, fue siempre parte de la soberanía siria, hasta que el ejército sionista invadió poco más de dos terceras partes del área.

Israel decidió en 1981 integrar la zona ocupada a su administración y sistema legal, llegando inclusive a ofrecer la ciudadanía a sus habitantes, pero en la resolución 497 del Consejo de Seguridad, aprobada por unanimidad, declaró esta medida como nula y sin ningún valor legal.

Ahora de pronto el gobierno de Trump decide dar la espalda a la comunidad internacional y fortalecer sus lazos íntimos con un Estado pirata.

Las implicaciones de este anuncio de Estados Unidos puede tener consecuencias catastróficas en una zona que siempre ha estado al borde de la inestabilidad, y así lo hicieron saber varios gobiernos.

Siria, la parte más afectada, dijo que la medida de Washington no tiene ningún efecto legal y es una muestra más del apoyo ilimitado de la Casa Blanca a la conducta agresiva e irresponsable de Tel Aviv.

El vocero de la autoridad palestina, Nabil Abu Rudeina, afirmó que las palabras de Trump apuntan a liquidar la causa de ese pueblo y no cambian el hecho de que los territorios usurpados desde 1967 se mantienen, a los ojos de la ONU y del derecho internacional, bajo ocupación militar de Israel.

Rusia, China, Cuba e Irán se sumaron a la condena contra una acción que viene a legalizar el robo y el despojo del territorio de un país con el argumento del uso de las armas y sienta peligrosos precedentes en todo el mundo.

Que esto ocurra a pocos días de las elecciones anticipadas en Israel, que el primer ministro Benjamin Netanyahu debió convocar al quebrarse la coalición de derecha de gobierno, es visto como un espaldarazo a la reelección del líder sionista.

Así lo dijo el académico estadounidense Robert Malley, ex asesor de Barack Obama, al denunciar que se trata de una resolución que desprecia el derecho internacional y está claramente encaminada a apoyar electoralmente a Netanyahu.

Es una acción peligrosa, que pone en riesgo la paz mundial y muestra, una vez más, el carácter veleidoso a irresponsable de aquel que desgobierna a la primera potencia militar del planeta.