Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Argentina, Mauricio Macri vivió un domingo bastante oscuro, y no sólo por el inédito apagón que afectó a casi todo el territorio nacional y a algunos países vecinos, entre ellos la República de Uruguay, sino que también por las elecciones para gobernadores en cuatro provincias, donde la coalición Cambiemos fue derrotada.

Respecto a la falla generalizada en la conexión eléctrica, la más grande ocurrida en la historia de Argentina y que duró casi todo el día, los especialistas tratan de establecer qué fue lo que falló.

Solo en Tierra del Fuego hubo energía, y eso fue porque esa región no se abastece del sistema nacional.

El incidente afectó también el servicio de distribución de agua potable y sirvió para alimentar las ya fuertes críticas hacia un gobierno que ha fracasado en casi todas las líneas de la conducción del país, sobre todo en las que tienen que ver directamente con la calidad de vida de las familias.

Macri, recordemos, cuando ocurrieron los sabotajes a la generación de electricidad en Venezuela se apresuró a declarar que los apagones se debieron “a la falta de democracia”, el “desabastecimiento y la persecución política”, aún a sabiendas de que se trataba de un ataque cibernético dirigido desde Estados Unidos.

Esperemos ahora cual será su explicación al país por el apagón dominical que, por cierto, no impidió la celebración de elecciones en Tierra del Fuego, Formosa, San Luis y Santa Fe.

En esos cuatro distritos fueron barridos los candidatos de Cambiemos, un partido que sigue castigado duramente en las urnas como resultado de las medidas impopulares del gobierno, que encarecieron el costo de los servicios básicos, cercenaron el poder adquisitivo de las familias enviando a cientos de miles a la pobreza, multiplicaron el desempleo y, para colmo, entregaron la soberanía económica a los arbitrios del Fondo Monetario Internacional.

A Macri y sus allegados no les quedó más remedio que consolarse con la derrota de los socialistas en Santa Fe, donde el peronista Omar Perotti puso fin a tres períodos consecutivos de Antonio Bonfatti, un potencial aliado de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Asimismo, iluminaron un poco la oscura jornada con el segundo lugar obtenido en San Luis, sin importarles mucho que su candidato quedó diez puntos por debajo del vencedor, también peronista.

Así de mal van las cosas para Macri en su carrera por los comicios de octubre próximo, que a falta de triunfos propios tiene que celebrar los de sus adversarios menos peligrosos, como si el hubiese jugado un papel en ese resultado.

En Formosa y Tierra del fuego no hubo sorpresa alguna. Allí desde hace años el Partido Justicialista de Cristina Fernández es fuerte y no cedió ningún terreno.

Un panorama complejo para un presidente cada vez más rechazado por su población, pero cuyas ansias de poder le impiden ver la realidad y sigue aferrado a una cada vez más lejana reelección.