Por: Guillermo Alvarado
Estados Unidos gusta autodefinirse como una tierra de oportunidades, y en verdad hay allí quienes son capaces de buscar riqueza aún a costa de las mayores desgracias ajenas, sin que eso inquiete en lo mínimo su conciencia porque solo cumplen uno de los preceptos fundadores de esa nación, perseguir el lucro a como de lugar.
Un ejemplo claro está ocurriendo en estos días, cuando se va conociendo poco a poco cómo las infames políticas de tolerancia cero contra los migrantes indocumentados, en particular hacia los niños, que aplica el presidente Donald Trump, son fuente de abundancia para otros.
Resulta ser que muchos de los menores que son separados de sus padres cuando tratan de cruzar la frontera, o los que desde el principio viajan solos, son puestos bajo custodia en centros administrados por la empresa Comprehensive Health Services, CHS, que pertenece al consorcio Calibunr, del que hablaremos más adelante.
En estos sitios han fallecido seis niños, la última una salvadoreña de 10 años, algo que no se explica cuando uno conoce la enorme cantidad de dinero que el gobierno de Estados Unidos paga a CHS por “prestar” sus servicios.
Solo entre el 7 de julio de 2018 y el 20 de abril de este año la firma recibió 222 millones, algo así como 800 mil dólares cada día, para mantener en funcionamiento los centros de retención de menores. Según algunas fuentes, como la investigadora Trudy Mercadal, eso se traduce en nada menos que 750 dólares por niño cada 24 horas, algo increíble.
Un hotel cinco estrellas, señala Mercadal, cuesta en Estados Unidos entre 520 y 600 dólares diarios en temporada alta de turismo, por lo que esos pequeños bien podrían estar alojados en lugares llenos de comodidades.
En cambio, no reciben ni siquiera un cepillo de dientes, menos un peine, el jabón es un sueño, los baños están en pésimas condiciones, la alimentación es infame y muchos duermen sobre el suelo.
¿A dónde va a parar ese dinero que ellos no disfrutan? Pues a las arcas de Caliburn, firma que aprovechó con creces las “oportunidades” creadas por la política migratoria de Trump, lo que, por otra parte, no le fue nada difícil y ahora les cuento por qué.
Uno de los prominentes miembros de la junta directiva del consorcio es el antiguo jefe del Comando Sur, ex secretario de Seguridad Nacional y durante un tiempo jefe de Gabinete de la Casa Blanca, el general retirado John Kelly.
También trabajan en Caliburn el ex subsecretario de Estado Richard Armitage, el exdirector de inteligencia Michael Hayden, antiguos directivos de la CIA y otros exmilitares y políticos de alto rango.
Así pues, todo rueda dentro del mismo círculo y son estos honorables vampiros los que llenan sus cuentas bancarias con el dolor de miles de niños que sufren la separación de sus padres, pasan hambre, se enferman y eventualmente alguno muere.
Para esta gente sin corazón, sin decencia ni decoro, los menores recluidos en centros de retención migratoria son una verdadera mina de oro, que les aportan ganancias millonarias en esa “tierra de oportunidades”, donde todo se vale sin importar cual sea el precio que otros deben pagar.