Por: Roberto Morejón

Una de las disposiciones oficiales más esperadas en Cuba en los últimos años, el aumento de salarios en la rama presupuestada, impactó tan positivamente en la educación que miles de maestros regresarán a las aulas.

El gobierno cubano reglamentó el ascenso de los jornales a los trabajadores del sector estatal, con ingresos deprimidos, y se espera una nueva motivación de los beneficiados en cada plaza laboral.

Entre los amparados por la buena noticia figuran los maestros y profesores, cuyas filas se contrajeron por el bajo poder adquisitivo de sus sueldos.

Algunos de ellos regresan a los planteles escolares para unirse a miles en edad de retiro o próximos a llegar a ello que permanecerán activos.

De esa forma sumarán ocho mil maestros y profesores prestos a volver a enseñar o a proseguir en esa humana tarea a pesar de largos años de desempeño.

Directivos del Ministerio de Educación calificaron de buena la respuesta de esos profesionales.

Adujeron que por ese camino arribarán o permanecerán en las escuelas personas experimentadas, en un país donde debe hacerse un esfuerzo crucial para garantizar que ni un solo alumno quede sin educador.

Con el avisado deseo de miles de maestros de reintegrarse al curso escolar, el Ministerio del ramo cubrirá más de 95 por ciento de sus plazas.

El resto las formalizará con estudiantes universitarios de los últimos años y profesionales de la economía y los servicios.

Ahora bien, la afluencia de educadores a sus antiguos puestos gracias al aumento de salarios debe traducirse en Cuba en la elevación de la calidad de la enseñanza.

Como se concibe aquí, las escuelas son imprescindibles para la instrucción, adiestramiento en valores y formación de conciencia de niños, adolescentes y jóvenes, los buenos ciudadanos del futuro.

No se imagina a un maestro divorciado de las herramientas más novedosas de su perfil, de la información teórica y práctica en general de diversas especialidades y de la cultura.

Los pedagogos son espejos en los que se miran sus discípulos y cualquier imprecisión en la clase y fuera de ella deja huellas.

De ahí la insistencia en que los maestros y profesores se sumen a cursos de postgrado, doctorados y maestrías, ofertados por los Ministerios de Educación y Educación Superior.

Cuando atinadamente el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, insta a reafirmar la decencia y la civilidad y en su relación con los valores, los maestros y profesores, junto a padres y la sociedad, tienen una tarea gigantesca en bien de las nuevas generaciones.