Por: Guillermo Alvarado

El ejército de Israel volvió a jugar con fuego en sus tensas relaciones con El Líbano tras el envío de dos aviones no tripulados, de los llamados drones, al menos uno de ellos cargado con explosivos que cayó sobre el techo del centro de prensa del Movimiento de Resistencia Islámica, Hezbollah.

De acuerdo con el portavoz de la organización libanesa, Mohammed Afif, el primero de los aparatos se desplomó y el segundo, enviado unos 45 minutos más tarde presuntamente a buscar el anterior, explotó por sí solo.

En ambos casos, dijo el presidente del Líbano Michel Aoun, se trató de una violación a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra de 2006, enfrentamiento que resultó un fiasco para el ejército sionista.

Una comisión israelí que investigó ese conflicto y la actuación de las fuerzas armadas y el gobierno dirigido entonces por Ehud Olmert, determinó que el enfrentamiento fue un serio y gran fracaso con graves fallas en el proceso de toma de decisiones, tanto a nivel militar como político.

La guerra que duró 34 días puso fin al mito de la imbatibilidad del ejército sionista que, sin embargo, no ha cesado en sus agresiones contra Líbano y la organización Hizbullah.

En este marco se inscribe el incidente de los drones, que fue seguido luego por un intercambio de disparos de cohetes en la región fronteriza.

La Fuerza de Mantenimiento de la Paz de la ONU, desplegada en el sur de Líbano, hizo un llamado a mantener la calma en esa volátil región y elevó el nivel de vigilancia entre sus diez mil miembros para intervenir en caso de que haya una escalada de violencia.

En París el Partido Comunista Francés emitió un comunicado donde denunció el incremento de acciones violentas de Israel contra varios países de la región, entre ellos Líbano, Siria e Irán y señaló como causa a la hostilidad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra Teherán, así como a problemas internos del primer ministro sionista Benjamin Netanyahu.

La agrupación política señaló que el jefe de gobierno israelí trata de mantener una postura belicista para contrarrestar las complicaciones que tiene su partido de cara a las elecciones legislativas.

A ello se suma la decisión de Trump de poner fin al programa nuclear pacífico de Iran y destruir a la Revolución Islámica en el país persa.

En este clima de alta tensión, Tel Aviv agregó combustible al fuego con el anuncio de que se dispone a integrar a su territorio todas las colonias judías edificadas en los últimos años sobre suelo palestino ilegalmente ocupado.

Si la comunidad internacional se muestra incapaz de impedir este robo, estallará un conflicto de gran intensidad donde una de sus partes, Israel, posee armas nucleares y ha mostrado una conducta absolutamente irresponsable respecto a la vida y la seguridad de sus vecinos.