Contra las cuerdas el Brexit duro

Edited by María Candela
2019-09-07 08:43:48

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Por: Guillermo Alvarado

El proyecto del primer ministro británico, Boris Johnson, de separarse sin ningún acuerdo el 31 de octubre de la Unión Europea, conocido como “brexit duro”, está al borde del fracaso luego de que el parlamento le asestó varios golpes contundentes con la participación incluso de algunos legisladores del partido Conservador.

Johnson había maniobrado para mantener cerrado el recinto legislativo durante cinco semanas e impedir que su plan tuviera obstáculos, pero la reacción fue tan dura que incluso sus aliados se desmarcaron de lo que fue denominado un golpe de Estado y aprovecharon las primeras sesiones de septiembre para cerrarle el camino al jefe de gobierno.

Lo primero que ocurrió fue la aprobación de una iniciativa destinada a prohibir un divorcio sin acuerdo, lo que dejó al primer ministro sin más opción que convocar a elecciones anticipadas, con la esperanza de lograr una amplia mayoría que le permita evadir ese impedimento.

Pero cuando este proyecto fue presentado, otra vez los parlamentarios lo derrotaron por una amplia mayoría, que incluyó los votos de los laboristas y por lo menos de 21 conservadores, que fueron expulsados del partido por Johnson.

Esta última medida lo tiene al borde de una rebelión dentro de sus propias filas, lo que significa una profunda crisis política cuando apenas tiene seis semanas de ocupar el cargo que dejó vacante Theresa May.

Johnson arremetió contra el líder laborista Jeremy Corbyn, diciendo que es la primera vez en la historia que un partido opositor se niega a aceptar comicios adelantados y agregó que eso significa que saben que van a perder.

Su oponente respondió que esas elecciones son como la manzana envenenada que la reina mala le ofreció a Blanca Nieves. El veneno, señaló Corbyn, es la salida sin acuerdo de la Unión Europea, una alternativa que llevaría al caos y dañaría la economía británica.

Detrás del debate está el canto de sirena que le sopló Donald Trump al oído del jefe de gobierno británico, es decir la promesa de que si se va sin ningún tipo de compromiso del bloque continental, Estados Unidos firmaría el más grande acuerdo comercial conocido jamás en los dos países.

Es una jugada artera de Washington contra sus antiguos socios europeos, pero es cosa bien sabida que Estados Unidos no tiene amigos, sólo tiene intereses y esta es una nueva muestra de este principio.

Pero esta vez el terreno no es del todo propicio, pues en el mismo Reino Unido hay muchas voces sensatas que advierten sobre todo lo que podría pasar en caso de realizarse un brexit duro, que mataría la poca confianza comercial y financiera que le queda a Londres y le dejaría, de un día para el otro, con una gran frontera hostil por donde compra y vende la mayor parte de lo que produce y consume.  A buen entendedor, pocas palabras.



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