Por: Roberto Morejón

Venezuela integró el grupo de 14 países que luego de un escrutinio realizado en la Asamblea General de la ONU sustituirán a los miembros salientes del Consejo de Derechos Humanos del máximo organismo mundial, en lo que se interpreta como una votación de alto significado.

Estados Unidos, aliados europeos, el llamado Grupo de Lima y Organizaciones NO Gubernamentales al servicio de oscuros intereses, desplegaron una feroz campaña para impedir la elección de Venezuela.

La revolución bolivariana y en específico el gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro son objeto de una inusitada desinformación y abiertas mentiras para presentar al país como una plaza donde se violan las libertades ciudadanas.

Incluso la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, presentó este año un duro informe de su visita a Venezuela, en el que señaló al Estado como responsable de supuestos excesos.

Con contundencia, el gobierno venezolano rebatió el documento al que le atribuyó basarse en fuentes opositoras, al servicio de Estados Unidos, país que aplicó a Caracas más de 350 sanciones en los últimos años.

En ese panorama polémico, Venezuela obtuvo en la Asamblea General de la ONU 105 votos y junto a Brasil pasará a ocupar desde 2020 los dos escaños concedidos a América Latina en el Consejo de Derechos Humanos, un organismo intergubernamental dentro del sistema de Naciones Unidas.

Integrado por 47 Estados, el Consejo es responsable de la promoción y protección de todos los derechos humanos en el planeta.

Estados Unidos y el Grupo de Lima, entre otros, apostaron porque el sostenido cuestionamiento de la ejecutoria del gobierno venezolano a cargo de las transacionales de la información facilitara que Venezuela obtuviera escasos votos en el escutinio.

Sospechosamente, la candidatura de Costa Rica emergió hace un mes para unirse a la ya planteada de Brasil para ocupar los dos asientos en el Consejo de Derechos Humanos y obligar a una votación en la Asamblea General de la ONU.

La jugarreta fracasó porque Costa Rica conquistó menos sufragios que Venezuela.

En medio de la irritación del equipo de Donald Trump y de gobiernos de derecha, Venezuela alcanzó un gran reconocimiento internacional en la ONU que echa por tierra, nuevamente, la falsedad de que en Caracas hay una autoridad en disputa.

El autoproclamado presidente interino, el diputado opositor Juan Guaidó, aspira a ocupar los escaños de Venezuela en organismos internacionales.

Hace pocos días, fracasó una maniobra para que Guiadó y sus secuaces se apoderaran de la misión venezolana en la ONU, tal y como lo hicieron en la OEA.

De manera que el gobierno constitucional de Venezuela ha cosechado dos justas y realzadas victorias en los planos político y diplomático frente a los turbios intentos por aislarlo.

Aunque le desagrade a la marioneta de Estados Unidos, el verdadero gobierno venezolano tendrá una voz en el Consejo de Derechos Humanos.