México y la guerra impuesta

Edited by Bárbara Gómez
2019-11-02 10:11:11

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Por: Guillermo Alvarado

Con una mezcla de tristeza, dolor y festejo se conmemora hoy en México el “Día de los Muertos”, fecha de dimensiones nacionales y ocasión para reflexionar sobre los caídos en la guerra impuesta por Estados Unidos para frenar el tráfico de drogas, combate de nefastas consecuencias para ese pueblo.

En realidad el enfrentamiento por la vía militar contra el trasiego de estupefacientes lo inició el presidente Richard Nixon en los años 70 del siglo pasado, con muy pocos resultados en la práctica.

Fue hasta esta centuria que en Washington se trazó una estrategia de un nuevo y peligroso alcance, la cual consistía en forzar a México a desarrollar una política de seguridad nacional, que tuviese como principal objetivo garantizar, no la suya, sino la del vecino del norte.

Aceptada por el presidente Felipe Calderón Hinojosa, la guerra contra el narcotráfico se trasladó al territorio de la nación latinoamericana, un combate singular donde Estados Unidos puso las armas para ambos bandos, un jugoso negocio para comerciantes legales y traficantes, y el pueblo mexicano puso los muertos y los desaparecidos.

Este sábado sus familiares recuerdan a los 200 mil fallecidos en este enfrentamiento, cuyo único propósito fue alzar una muralla para obstaculizar el ingreso de narcóticos al mayor mercado de consumo del mundo.

Los que lloran a sus muertos son los más afortunados, porque decenas de miles de padres, hijos, cónyuges o hermanos ignoran el destino de sus parientes desaparecidos, aunque exista la certidumbre de que abonan el suelo en las incontables tumbas clandestinas que siembran el territorio nacional.

Ni Calderón Hinojosa, ni su sucesor, Enrique Peña Nieto, han pedido jamás perdón a sus ciudadanos por esta carnicería, que además de brutal resultó inútil según opina Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA.

Citado por el diario La Jornada este señor, que por su rango debe saber muy bien de lo que está hablando, afirma que la mayor parte de los estupefacientes que ingresan a territorio estadounidense no lo hacen clandestinamente por la frontera con México, sino por otros puntos legítimos, como los aeropuertos y los puertos marítimos, lo que implicaría, pienso yo, el contubernio de las aduanas.

Esto explicaría por qué el combate en suelo mexicano, que ha implicado tanto sufrimiento y la ingobernabilidad en estados como Jalisco, Guerrero, o Michoacán, no ha dado como resultado una disminución del flujo de drogas hacia el otro lado de la frontera.

El consejo de Vigil al presidente Andrés Manuel López Obrador es claro: “México necesita revisar su estrategia. Pero no una estrategia que haga caso de las recomendaciones de Donald Trump, porque sus ideas son fascistas y racistas”. A buen entendor.



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