Bolsonaro y el escándalo

Edited by Maite González Martínez
2019-12-13 08:17:30

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo)

Por: Roberto Morejón

El ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cabalga entre las excentricidades y la ignorancia, los extremismos filofascistas y el desprecio hacia sus compatriotas, la irreverencia hacia personalidades internacionales y su devoción hacia la dictadura militar.

Las redes sociales reflejan los vituperios del primer mandatario, famoso por sus choques con otros gobernantes, como el francés Enmanuel Macron, por los incendios en la Amazonía.

Decidido promotor del saqueo de las selvas por empresarios y especuladores, Bolsonaro, como su ídolo el presidente estadounidense Donald Trump, resalta por su descreimiento de los efectos del cambio climático.

En uno de sus exabruptos, el gobernante llegó a acusar a una Organización NO Gubernamental de recibir dinero del actor estadounidense Leonardo DiCaprio y causar incendios forestales, con el objetivo de inculparlo.

NO por casualidad se expresó recientemente en términos soeces sobre la activista sueca Greta Thunberg, seguida internacionalmente por sus posiciones a favor del cuidado del entorno.

Divorciado del tino diplomático, el ex capitán del ejército brasileño hizo declaraciones pasadas de tono sobre Alberto y Cristina Fernández, después de que el primero fuera electo presidente de Argentina, en comicios de amplia repercusión.

Si bien a la postre Bolsonaro matizó su parecer y envió al vicepresidente Hamilton Mourau a Buenos Aires, sus posiciones amenazan el futuro del MERCOSUR.

En el plano interno también el otrora legislador suele levantar ira con sus expresiones, como hizo al afirmar que los alumnos brasileños en universidades y escuelas hacen cualquier cosa menos estudiar.

Llamó la atención su diatriba en un año caracterizado por la reducción de los presupuestos oficiales al desempeño de la educación.

En referencia a la corrupción, el polémico Jefe de Estado de Brasil quiso hacerse el más recto y prometió que si aparecía un ministro corrupto, lo pondría ---dijo--- en el palo de guacamayo, aludiendo a una forma de tortura durante el régimen militar, alabado por él.

Su fingida honradez contrasta con los nombramientos en puestos oficiales de personas de su entorno, incluyendo hijos, y con los resultados de una encuesta.

El muestreo indicó que la mitad de los brasileños evalúa de mala o muy mala la estrategia del presidente en el combate a la corrupción, un flagelo que salpicó a tres candidatos del gubernamental Partido Social Liberal por un posible esquema de desvío de dinero durante la campaña electoral de 2018.

Sin dudas, Bolsonaro y el escándalo tienen una alianza estrecha que permite mantenerlo en la palestra pública, aunque sea para señalarlo ácidamente o mofarse de él.



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