Por: María Josefina Arce.

Desde octubre pasado, en que se iniciaron las multitudinarias protestas en Chile, la aceptación del presidente Sebastián Piñera ha ido en picada. Las cifras revelan que el multimillonario jefe de estado no logra rebasar las críticas a su gestión y a su desempeño durante los últimos meses.

A pesar de que la presión popular llevó a que Piñera no tuviera más remedio que ceder a cambios en la actual constitución, heredada de la
sangrienta dictadura de Augusto Pinochet, su imagen pública está más que dañada y los chilenos no confían en su gobierno, ni en la clase
política del país austral.

Sondeos de opinión revelaron que la desaprobación del mandatario chileno está en un 84 por ciento, valoración que se ha mantenido alta
desde el estallido social que ha dejado claro el descontento ciudadano por las desigualdades económicas y sociales imperantes en la nación.

La situación económica es un tema que aún preocupa a la población, pues solo el 13 por ciento tiene expectativas de que mejore, el 43 por
ciento cree que se mantendrá igual y ese mismo porcentaje de personas cree que empeorará.

Pero la sociedad chilena no solo cuestiona fuertemente a Piñera por la respuesta de su gobierno ante las manifestaciones, el accionar de los
carabineros durante estos meses también ha recibido constantes críticas.

De acuerdo con la encuesta solo un 34 por ciento de los ciudadanos respalda a la policía militar, contra la cual pesan numerosas denuncias por violaciones de los derechos humanos.

Más de 20 muertos y tres mil lesionados, entre ellos cientos con daños oculares, es el saldo de la violenta represión contra los manifestantes que demandan un Chile mejor, con oportunidades para todos.

La cuestionada actuación policial ha hecho que muchos planteen la necesidad de una nueva fuerza del orden que realmente proteja a la
ciudadanía y no que la masacre.

El accionar de los carabineros ha hecho remontarse a muchos al Chile de la dictadura militar. Una fuerte presencia militar en las calles,
carros lanza aguas y un uso desmedido de la fuerza ha sido la constante de los últimos meses.

El cuerpo policial también está en el centro de la mira por irregularidades en el manejo de los fondos de esa institución. Un informe de la Contraloría General de Chile refleja retribuciones irregulares de viáticos, cuentas ocultas y pagos duplicados a funcionarios en el exterior.

La sociedad chilena está cambiando. Y aunque han disminuido las protestas en estos días, estas no han terminado. Se anuncian nuevas
movilizaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer, en marzo venidero, y de cara al plebiscito para la reforma constitucional en
abril.

Los chilenos han hecho suyas las calles y plazas, a las que incluso le han cambiado los nombres para que reflejen la parte de la historia que hoy están escribiendo por un Chile mejor, en el que Piñera, la derecha dominante y una policía represiva no tienen cabida.