Crisis en medio de la crisis

Edited by Lorena Viñas Rodríguez
2020-09-04 08:37:16

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Foto: Archivo/RHC.

Por: Guillermo Alvarado

El mundo está viviendo el peor problema sanitario de los últimos cien años, con más de 26 millones de personas infectadas con la covid-19 y casi 870 mil fallecidos, lo que no debería ser razón para olvidar varias crisis humanitarias que tienen lugar en determinados puntos del planeta.

Pienso, por ejemplo, en la grave situación que existe en Yemen luego de cinco años de una guerra impuesta por una coalición encabezada por Arabia Saudita, con el apoyo de potencias occidentales.

Con el pretexto de restaurar el gobierno de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, quien escapó del país tras una rebelión de grupos huties, se lanzaron inmisericordes bombardeos que destruyeron edificios públicos y viviendas e hicieron colapsar servicios esenciales de salud y educación.

El resultado es atroz, con más de 230 mil muertos, la mayoría civiles, dos millones de niños con desnutrición aguda, 13 millones de habitantes al borde de la hambruna y 20 millones dependiendo de ayuda para sobrevivir.

Aunque son datos que se publican en algunos medios, la mayor parte de la comunidad internacional permanece insensible a lo que está ocurriendo en el país más pobre del mundo árabe, convertido en una especie de polígono de pruebas de las desgracias humanas.

De acuerdo con el activista de la ONU Pablo Yuste, cada vez es más difícil despertar conciencia sobre del drama en Yemen.

Es como si el mundo hubiese desarrollado una especie de tolerancia al sufrimiento ajeno y cada vez necesita cifras más altas de muertos y dolor para reaccionar, señaló Yuste.

Desgraciadamente parece tener razón, porque no es este el único caso sumido en la indiferencia o con una atención tangencial, de refilón.

Así está ocurriendo en estos días en el mar Mediterráneo, por cuyas aguas siguen transitando, o naufragando, barcazas colmadas de migrantes que insisten en arribar a las costas europeas, donde no son bienvenidos.

La isla italiana de Lampedusa se declaró al borde del colapso luego del atraque de embarcaciones con cientos de personas originarias de África, que fueron conducidas a campos abarrotados donde es frecuente la carencia de agua, alimentos y medicinas para atenderlas.

Allí son hostigados por agrupaciones de la extrema derecha que reclaman su expulsión inmediata, sin importar en absoluto cuál sea su destino final.

Siempre expresé mi esperanza de que la pandemia nos enseñaría a ser mejores, pero la vida, desafortunadamente, está mostrando que si damos la espalda a los más débiles, lo peor puede salir a flote en tiempos de peligro.



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