Por: Roberto Morejón

El último mes de cada año representa para los azucareros cubanos el arduo inicio de la zafra correspondiente, pero esta vez las dificultades son más acentuadas.

La cosecha cubana 2020-2021 con fecha de conclusión en abril está matizada por la notable contracción financiera de la mayor de las Antillas, a causa del recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos y el impacto de la COVID-19.

La enfermedad también repercutió en la industria y en las personas empleadas, NO pocas de ellas supeditadas a parciales confinamientos como parte de disposiciones sanitarias del país.

La obsolescencia tecnológica de las fábricas de azúcar, llamadas aquí centrales o ingenios, períodos de sequía y humedad en diciembre al iniciar la presente molienda así como déficit de combustible, figuran entre los factores adversos al buen curso de la zafra.

Cuba también afronta menores niveles de insumos y caña, dos componentes causantes de la aparición de terrenos vacíos.

La relación de contratiempos se extiende, pero los estrategas de la industria azucarera prevén entregas ligeramente superiores a la cosecha precedente, también sacudida por dificultades.

Con 38 ingenios, 10 menos que en la zafra anterior, los azucareros piensan incorporar el total de los planificados al iniciarse el próximo mes de enero, con la meta de finalizar la molienda antes del período lluvioso de mayo.

Está claro que la recolección actual está salpicada por las limitaciones de un país que ha tenido en el azúcar uno de sus símbolos de identidad y un renglón netamente exportador.

Pero el Grupo Azucarero conocido como AZCUBA sigue apostando por la ineludible recuperación de esa rama de la agricultura, a partir de mayor organización, exigencia y disciplina.

Se trata de requisitos esenciales NO dependientes de los restringidos recursos financieros del país, sino de la voluntad, esfuerzo, habilidades y experiencia de un sector de larga tradición productiva y pericia.

Con ese aval se cuenta para incrementar los rendimientos, cumplir los modestos planes de entrega del crudo y detener decrecimientos.

Será inexcusable moler toda la caña disponible en centrales que en no pocos casos tienen máquinas de más de 40 años, y han recobrado la vida gracias al talento e innovación de obreros y técnicos.