Por María Josefina Arce.

Falta menos de un mes para las elecciones presidenciales en el Perú, que atraviesa una crisis sanitaria, económica y política y con uno de los candidatos Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, en la mira de la justicia.

Lo cierto es que la familia Fujimori ha estado en el centro de la controversia en el Perú desde la década del 90 del siglo pasado. Su aparición en la escena política de la nación suramericana ha estado marcada por acusaciones de crímenes de lesa humanidad, corrupción y autoritarismo.

De hecho Alberto Fujimori, que gobernó de 1990 al 2000, cumple hoy una condena de 25 años de prisión por su responsabilidad en las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos. 

El ex dictador volvió a acaparar los titulares en las últimas semanas por el juicio que se le sigue por la esterilización forzada de mujeres y hombres bajo su gobierno.

Las víctimas de esta práctica ilegal fueron mayoritariamente mujeres, campesinas, pobres y miembros de la comunidad quechua.

Doscientas 70 mil o más podría ser el número de los afectados, aunque el juicio está basado en los testimonios de MIL 300 personas que sufren lesiones graves a causa de esa intervención quirúrgica y cinco que murieron antes de comenzar el proceso.

Ya hace cuatro años había estado en el centro de la polémica por el indulto humanitario que le otorgará el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, que lo llevó a su salida del gobierno. Pocos meses después la medida fue anulada por la justicia, lo que obligó a Fujimori a regresar a la cárcel.

Junto a su padre también acapara la atención pública, Keiko Fujimori, quien emergió a la escena política tras el exilio del ex mandatario en Japón para huir de las acusaciones de corrupción y su posterior etapa en prisión.

Fundadora en 2010 de Fuerza Popular, Keiko es investigada por financiamiento ilícito a sus campañas para las elecciones de 2011 y 2016, en las que su partido logró el segundo lugar.

La fiscalía peruana pidió en los últimos días 30 años y 10 meses de prisión contra la candidata presidencial y solicitó asimismo, la disolución de Fuerza Popular en caso de que un tribunal condene a su líder.

La hija de Fujimori ya estuvo en prisión preventiva por el mismo caso desde octubre de 2018, trece meses después salió en libertad luego de que un Tribunal aceptara un habeas corpus.

Keiko Fujimori que opta por su tercera tentativa de llegar a la presidencia del Perú, podría ver nuevamente frustrados sus deseos, ahora por la justicia, aunque ya ha perdido gran parte del poder político y popularidad con que contaba hace poco más de dos años.