Base Naval de Guantánamo. Foto: Archivo/RHC.

Por: María Josefina Arce

El cierre de la base naval de Guantánamo y la devolución de ese territorio en el oriente del país que Estados Unidos mantiene ilegalmente ocupado es un viejo reclamo de Cuba, apoyado por otros pueblos, personalidades políticas y organizaciones internacionales.

Precisamente el Grupo de Puebla reiteró en las últimas horas la justeza del pedido del pueblo y gobierno cubanos. Conformado por 52 líderes de 16 países, el grupo instó al gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, a poner fin a ese capítulo vergonzoso, lo que significaría un avance en el respeto a los derechos humanos.

En el enclave militar instaló Estados Unidos en 2002 una ilegal prisión para supuestos terroristas, calificada y denunciada como un centro de tortura.

Es un lugar de arbitrariedades y abusos y debería haberse clausurado hace mucho tiempo, afirmaron en una declaración a principios de año ocho relatores especiales de la ONU, expertos en derechos humanos.

Lo cierto es que entre las técnicas empleadas contra los prisioneros están además del ahogamiento simulado, su encierro en pequeñas cajas, privación del sueño, manipulación de la comida, desnudez forzada o abuso sexual.

La permanencia de la base naval de Guantánamo es por demás, una violación a la soberanía de la Mayor de las Antillas y califica, de acuerdo con los expertos, como un acto de colonialismo, en virtud de la resolución  1514 aprobada por la ONU en 1960.

De ahí que la devolución a Cuba de esa parte de su territorio sea una demanda constante del Seminario por la paz y la abolición de las bases militares extranjeras, que cada dos años tiene lugar en suelo guantanamero y que ahora por la COVID 19 se desarrolla de manera virtual.

Numerosos activistas a favor de la paz se sumaron al twitazo convocado la víspera por la delegación en Guantánamo del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y el multimedio Solvisión.

También desde esa zona usurpada recordemos, se han fraguado acciones violentas y provocadoras contra el pueblo cubano, que han incluído el asesinato de pescadores y jóvenes soldados que velan por nuestra seguridad.

Desde ese enclave las bandas criminales de los primeros años de la revolución recibían apoyo material para sus acciones violentas.

Cuba fiel a sus principios a favor de la paz y la seguridad siempre ha intentado evitar provocaciones, pero no renuncia a su derecho de que le sea devuelto ese territorio usurpado y que constituye una afrenta a nuestra soberanía.