Foto: Endrys Correa Vaillant

Por: Roberto Morejón

Con el aporte de pequeñas plantas locales, importaciones urgentes, el ahorro estricto del recurso y mecanismos organizativos expeditos, Cuba afronta la comprometida situación con la disponibilidad de oxígeno medicinal.

La rotura de la principal industria dedicada a ese fin trajo nuevos contratiempos a la ya delicada situación epidemiológica por el rebrote de la Covid-19, con predominio de la agresiva cepa delta, causante de más infecciones y letalidad.

Si bien los índices en ese último sentido de Cuba están por debajo de la media internacional, el alza de decesos en las últimas semanas ocupó y preocupó a médicos, científicos, población, ministros y al gobierno.

Los protocolos de atención a enfermos recibieron cambios y aumentan los reconocimientos y apoyos al personal de salud, sobre todo el de línea roja, en muchos casos bordeando el agotamiento, aunque tratan de sobreponerse a él.

En un contexto en el que también se advierte carencia de medicamentos e insumos a causa del recrudecimiento del bloqueo estadounidense y el impacto de la Covid-19 en la economía, surgió entonces la avería en la planta principal productora de oxígeno medicinal.

Equipos de dirección integrados desde la nación hasta provincias y municipios rastrean dónde es posible habilitar un depósito del gas para que este llegue, en medio de fuertes limitaciones, a donde más hace falta.

Las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior junto a otras entidades estatales están en función en Cuba de resolver la rotura indicada y acopiar reservas del vital procedimiento de salud, con vistas a cubrir exigencias de pacientes con trastornos respiratorios.

En medio de ese acucioso cometido llamó la atención cómo la llamada prensa independiente, financiada principalmente desde Estados Unidos, manipuló los hechos para presentar al país bajo una supuesta militarización durante la búsqueda de disponibilidades de oxígeno medicinal.

La perfidia es notoria, pues en Cuba nadie descansa en busca de hallar proveedores y nada más acertado que todas las instituciones cooperen.

A contrapelo de los calumniadores, el instante es apropiado para reconocer las tareas en busca de hallar soluciones al déficit del recurso, y el papel jugado por médicos, enfermeros y tecnólogos, quienes a veces con innovaciones auxilian a los contagiados para aprovechar hasta el último vestigio del gas.